En Guatemala llueve suficiente, pero pocos cosechan el agua de
lluvia
En algunas regiones del país, como
Cahabón, Alta Verapaz, se llegan a perder cada año hasta 3 mil 860 milímetros de
líquido en el invierno.
Gestión
y Planificación Territorial Municipal
La
Ceiba cpentandrahotmail.com
Guatemala
Desde
el período Preclásico Tardío, los mayas reconocieron la necesidad de acumular o
conservar agua en grandes “aguadas”, como una forma de centralizar el poder. La
arqueóloga Lisa Lucero, citada en el estudio Hidráulica, Ecología, Ideología y
Poder: Nueva Evidencia y Teorías en el Sur de Petén, explica cómo mediante el
control del agua, esta civilización alcanzó su época de oro.
Las
“aguadas” eran una especie de piscinas, excavadas en la tierra, recubiertas con
piedra, donde se acumulaba agua de lluvia que luego se distribuía a través de
canales en casas o palacios. Era utilizada en tiempo de sequía.
La
práctica continúa hasta hoy en Petén, pero el líquido está destinado
prácticamente para que beba el ganado, explica César de La Cerda, ingeniero
agrónomo de la Dirección de Infraestructura Productiva del Ministerio de
Agricultura. “Las aguadas no son más que hoyos en la tierra donde se cosecha
lluvia”, indica.
En
los años ochenta, el Gobierno promovió la construcción de embalses para
aprovechar el invierno, agrega el experto. “El líquido se utilizó principalmente
en proyectos de minirriego y en animales”, dice.
Saúl Pérez Arana, asesor técnico de la
Unidad de Lucha contra la Desertificación y Sequía del Ministerio de Medio
Ambiente y experto en cosecha de lluvia y gestión de recursos hídricos, comenta
que en el país existe poco interés en promover la práctica para uso humano. “En
1989, con en el apoyo de la FAO se instalaron cisternas artesanales en Jutiapa,
pero no se le dio seguimiento al proyecto. Después se elaboró el plan Lluvia
90-95, en busca de soluciones a la escasez de agua, en el llamado Polígono de
Sequía (Corredor Seco), pero nunca se echó a andar. No hubo interés, ni
financiamiento, ni apoyo internacional”, añade.
Para
implementarlo se requería entonces, Q125 millones. “En esa época calculamos el
área afectada por la sequía en unos 14 mil kilómetros cuadrados ahora superan
los 53 mil”, indica. El plan habría mitigado el fenómeno, asegura.
Quita
la sed
Corre
el mito de que el agua de lluvia no quita la sed, señala Pérez Arana. “Pero esto
no es cierto”, afirma. También de que es líquido contaminado. “Tampoco”,
asegura. “El agua de lluvia es de las más puras”.
De
La Cerda, en tanto, comenta que en algunas ocasiones no resulta recomendable
utilizar el líquido de las primeras precipitaciones pluviales. “Se le llama
lluvia ácida y está contaminada con partículas del ambiente”, dice.
Sin
embargo, los dos coinciden en que la calidad del líquido puede durar entre ocho
meses a un año si se almacena en tinacos, toneles, embalses, depósitos o recipientes
sellados y lejos de los rayos del sol. “Filtros y cloro garantizan la pureza de
la misma”, agrega De La Cerda.
En
las áreas residenciales de la capital aunque existe poco interés en cosechar
agua de lluvia, algunos han instalado depósitos en sus casas para aprovecharla.
En las marginales o la periferia de la ciudad, en tanto, es común observar
toneles o recipientes al aire libre que utilizan en la cocina, aseo mínimo y
limpieza.
Según
los expertos, las empresas constructoras deben incluir en la planificación de
los proyectos este tipo de sistema de almacenamiento.
De
la provincia también citan algunos ejemplos como el de Comapa, Jutiapa. En este
municipio, hace 25 años, el Gobierno de turno instaló cisternas rústicas que en
la actualidad pueden observarse en algunas casas. Ever William González,
originario del lugar, explica que se promovió el sistema por la falta de agua
en la comunidad. “Teníamos un grave problema. Por eso comenzamos a captar la
lluvia, para paliar la crisis”.
En
esa época González trabajaba como extensionista agrícola del Ministerio de
Agricultura y su trabajo consistía en promover este sistema en las 14
comunidades del municipio.
Hoy,
utiliza agua de lluvia para riego, abrevadero de ganado y uso doméstico. Prefiere
comprar agua embotellada para consumo humano. Sin embargo, advierte, que con
hervirla puede satisfacer esta necesidad.
Uso
escolar
>En
2011, los ministerios de Medio Ambiente y Educación promovieron la práctica en
46 escuelas localizadas en Huehuetenango, Quiché, Chimaltenango, Jalapa y Baja
Verapaz, entre otras. Antes de que funcionara el sistema, los estudiantes
tenían que cargar a diario un galón de agua.
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