sábado, 23 de junio de 2012

En Guatemala llueve suficiente, pero pocos cosechan el agua de lluvia


En Guatemala llueve suficiente, pero pocos cosechan el agua de lluvia
En algunas regiones del país, como Cahabón, Alta Verapaz, se llegan a perder cada año hasta 3 mil 860 milímetros de  líquido en el invierno.
Gestión y Planificación Territorial Municipal
La Ceiba cpentandrahotmail.com
Guatemala
Desde el período Preclásico Tardío, los mayas reconocieron la necesidad de acumular o conservar agua en grandes “aguadas”, como una forma de centralizar el poder. La arqueóloga Lisa Lucero, citada en el estudio Hidráulica, Ecología, Ideología y Poder: Nueva Evidencia y Teorías en el Sur de Petén, explica cómo mediante el control del agua, esta civilización alcanzó su época de oro.
Las “aguadas” eran una especie de piscinas, excavadas en la tierra, recubiertas con piedra, donde se acumulaba agua de lluvia que luego se distribuía a través de canales en casas o palacios. Era utilizada en tiempo de sequía.
La práctica continúa hasta hoy en Petén, pero el líquido está destinado prácticamente para que beba el ganado, explica César de La Cerda, ingeniero agrónomo de la Dirección de Infraestructura Productiva del Ministerio de Agricultura. “Las aguadas no son más que hoyos en la tierra donde se cosecha lluvia”, indica.
En los años ochenta, el Gobierno promovió la construcción de embalses para aprovechar el invierno, agrega el experto. “El líquido se utilizó principalmente en proyectos de minirriego y en animales”, dice.
Saúl Pérez Arana, asesor técnico de la Unidad de Lucha contra la Desertificación y Sequía del Ministerio de Medio Ambiente y experto en cosecha de lluvia y gestión de recursos hídricos, comenta que en el país existe poco interés en promover la práctica para uso humano. “En 1989, con en el apoyo de la FAO se instalaron cisternas artesanales en Jutiapa, pero no se le dio seguimiento al proyecto. Después se elaboró el plan Lluvia 90-95, en busca de soluciones a la escasez de agua, en el llamado Polígono de Sequía (Corredor Seco), pero nunca se echó a andar. No hubo interés, ni financiamiento, ni apoyo internacional”, añade.
Para implementarlo se requería entonces, Q125 millones. “En esa época calculamos el área afectada por la sequía en unos 14 mil kilómetros cuadrados ahora superan los 53 mil”, indica. El plan habría mitigado el fenómeno, asegura.
Quita la sed
Corre el mito de que el agua de lluvia no quita la sed, señala Pérez Arana. “Pero esto no es cierto”, afirma. También de que es líquido contaminado. “Tampoco”, asegura. “El agua de lluvia es de las más puras”.
De La Cerda, en tanto, comenta que en algunas ocasiones no resulta recomendable utilizar el líquido de las primeras precipitaciones pluviales. “Se le llama lluvia ácida y está contaminada con partículas del ambiente”, dice.
Sin embargo, los dos coinciden en que la calidad del líquido puede durar entre ocho meses a un año si se almacena en tinacos, toneles, embalses, depósitos o recipientes sellados y lejos de los rayos del sol. “Filtros y cloro garantizan la pureza de la misma”, agrega De La Cerda.
En las áreas residenciales de la capital aunque existe poco interés en cosechar agua de lluvia, algunos han instalado depósitos en sus casas para aprovecharla. En las marginales o la periferia de la ciudad, en tanto, es común observar toneles o recipientes al aire libre que utilizan en la cocina, aseo mínimo y limpieza.
Según los expertos, las empresas constructoras deben incluir en la planificación de los proyectos este tipo de sistema de almacenamiento.
De la provincia también citan algunos ejemplos como el de Comapa, Jutiapa. En este municipio, hace 25 años, el Gobierno de turno instaló cisternas rústicas que en la actualidad pueden observarse en algunas casas. Ever William González, originario del lugar, explica que se promovió el sistema por la falta de agua en la comunidad. “Teníamos un grave problema. Por eso comenzamos a captar la lluvia, para paliar la crisis”.
En esa época González trabajaba como extensionista agrícola del Ministerio de Agricultura y su trabajo consistía en promover este sistema en las 14 comunidades del municipio.
Hoy, utiliza agua de lluvia para riego, abrevadero de ganado y uso doméstico. Prefiere comprar agua embotellada para consumo humano. Sin embargo, advierte, que con hervirla puede satisfacer esta necesidad.

Uso escolar 
>En 2011, los ministerios de Medio Ambiente y Educación promovieron la práctica en 46 escuelas localizadas en Huehuetenango, Quiché, Chimaltenango, Jalapa y Baja Verapaz, entre otras. Antes de que funcionara el sistema, los estudiantes tenían que cargar a diario un galón de agua.

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