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Renato Lechuga García
Gestor Territorial
Renato Lechuga García
Gestor Territorial
Por leonel díaz zeceña
12:56 02/09/2009
Guatemala se encuentra entre los países de Iberoamérica que menos invierte en investigaciones académicas, lo cual, según expertos, afecta la calidad de vida de los ciudadanos y el crecimiento económico.
El último informe de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología —iberoamericana e interamericana— (Ricyt) señaló que en el 2007 el país apenas invirtió US$23 millones en investigaciones científicas, en comparación con los US$159.1 millones de El Salvador; Costa Rica destinó a ese rubro US$313.4 millones, y Panamá, US$99.4 millones.
En investigación y desarrollo, Guatemala invirtió una de las cifras más bajas de la lista de países iberoamericanos, lo cual representó 0.06 por ciento de la Producto Interno Bruto (PIB) en ese año.
Ese porcentaje es bastante menor respecto de países como Costa Rica —0.32 por ciento—, El Salvador —0.09 por ciento—, Panamá —0.20 por ciento— y al promedio continental, de 0.68 por ciento.
Rectores, vicerrectores e investigadores de las universidades del país que fueron consultados al respecto coincidieron en que esa situación se origina por la falta de fondos para la investigación, que pocos profesionales —con grado de doctorado— se dediquen a esa materia, e incluso la apatía en sectores público y privado.
“En el país se investiga menos que en el resto de la región —centroamericana—”, aseguró Manuel Pérez Lara, rector de la Universidad del Istmo (Unis).
Agregó que en otras naciones, los gobiernos establecen fondos para esa finalidad y son disputados por las universidades.
En Guatemala, el estatal Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concyt) ofrece financiamiento limitado para el desarrollo de investigaciones; no obstante, ese fondo —cuyo monto máximo es de Q400 mil por proyecto, y financia cerca de 10— es considerado insuficiente.
En la actualidad, existen más de 270 proyectos de investigación en curso, entre ellos, del área del agro y de salud.
En el 2007, países del continente dieron importancia a la investigación. México destinó US$3 mil 237.7 millones; Brasil, US$19 mil 201 millones; Venezuela, US$6 mil 130 millones, y Cuba, US$423 millones, por mencionar algunos.
Carlos Rölz, decano del Instituto de Investigaciones de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), expuso que en el país “no existe la cultura científica, y se estimula muy poco por parte de las universidades”.
Con agenda propia
Carlos Cabarrús, vicerrector de investigación de la Universidad Rafael Landívar, dijo que muchos de los fondos para la investigación provienen del exterior y que, en ocasiones, ya han sido destinados.
Según la Rycit, 43.4 por ciento del dinero dedicado a la investigación científica en Guatemala durante el 2007 provino de fuentes extranjeras; 37.9 por ciento, del Estado, y 18.7 por ciento, de las universidades.
En investigación para el desarrollo, 27.9 por ciento fue estatal, 21.7 por ciento fue universitario y 50.5 por ciento llegó del extranjero.
La mayoría de esa inversión se canalizó a ciencias médicas, naturales y agrícolas, con más de Q30 millones en cada una, según datos del Concyt.
Apoyo privado
Alfred Kaltschmitt, rector de la Universidad Panamericana (Upana), expresó: “En otros países, empresas privadas también otorgan fondos para investigación, en alianza con las universidades”.
En Guatemala, por lo menos dos compañías —una de mediano tamaño y otra pequeña— ya se han acercado a universidades y han mejorado su productividad; “no obstante, aún se percibe un distanciamiento entre el sector productivo y el académico”, según los rectores.
Eduardo Suger, rector de la Universidad Galileo, consideró que el sector empresarial no se ha dado cuenta de las ventajas que obtendría de trabajar con las universidades, para que las ayuden a mejorar procesos, reducir costos y desarrollar nuevas tecnologías.
Hacia la formación
En las universidades locales, la mayoría del esfuerzo se destina a formar profesionales, y los fondos para la inversión son limitados, comentó Félix Serrano, rector de la Universidad Mesoamericana.
Añadió que el grupo de investigadores con doctoral es también pequeño y que se les dificulta encontrar las condiciones para aprovechar sus conocimientos.
Fuga de talento
El grado de doctorado es utilizado por entidades internacionales para medir parte del desarrollo de una nación.
En el 2007, 10 guatemaltecos obtuvieron su respectivos doctorados, mientras en Costa Rica fueron 101; en Cuba, 469; en México, tres mil 365, y en Brasil, nueve mil 919.
“Esa situación podemos verla en la práctica; ahora analizamos los expedientes de las personas que quieren ser magistrados en Guatemala, y de mil candidatos, menos de 10 tienen grado académico de doctorado, ese es un ejemplo claro”, afirmó Carlos Gálvez, rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac).
Según algunos rectores, para acceder a un estudio de doctorado, la opción más común es viajar al extranjero, en muchos casos, mediante becas.
El rector de la Unis comentó que el problema de esas salidas es que solo 50 por ciento de profesionales retorna al país; esa cifra es compartida por otros académicos como Rölz, quien afirmó que hay mejores condiciones económicas y de desarrollo en otros países.
“Todo esto es resultado de la poca atención que las instituciones públicas y privadas han dado a la formación del recurso humano en el país”, destacó Gálvez.
Mientras que en otros países becan a los profesionales por cuatro o cinco años, acá ni permiso les dan, señaló.
Nicholas Virzi, director de la carrera de Economía de la Universidad Rafael Landívar (URL), expresó: “La falta de doctorados y que las universidades estén más enfocadas en enseñar que a investigar en Guatemala implica que el país es consumidor de conocimiento, más que generador del mismo”.
El investigador Wilson Romero, del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, comentó que en el país la investigación está mal desde el trato a quienes la realizan hasta la carencia de fondos y reconocimientos.
“En otras naciones, los investigadores tienen prestigio, mérito y estatus en la sociedad, además de alto nivel socioeconómico. Acá es un trabajo marginal, que se hace después del horario de trabajo. Además, no hay presupuesto”, explicó.
Nuevos proyectos
Ante la desventaja, rectores de las universidades comentaron que ya se empiezan a tomar acciones para afrontar esa situación.
Por ejemplo, la Usac creó el Instituto de Análisis e Investigación de problemas nacionales, para tratar materias de coyuntura.
La URL creó una vicerrectoría de investigación, para unificar los esfuerzos de sus 11 unidades, y se enfocará en tres asuntos: inequidad, ruptura del tejido social y creación de redes de conocimiento.
La UVG continuará con apoyo para sus siete centros de investigación, y es de las más proactivas, junto a la Usac.
Las universidades Mariano Gálvez, Unis y Upana han incursionado también en ese tipo de unidades.
12:56 02/09/2009
Guatemala se encuentra entre los países de Iberoamérica que menos invierte en investigaciones académicas, lo cual, según expertos, afecta la calidad de vida de los ciudadanos y el crecimiento económico.
El último informe de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología —iberoamericana e interamericana— (Ricyt) señaló que en el 2007 el país apenas invirtió US$23 millones en investigaciones científicas, en comparación con los US$159.1 millones de El Salvador; Costa Rica destinó a ese rubro US$313.4 millones, y Panamá, US$99.4 millones.
En investigación y desarrollo, Guatemala invirtió una de las cifras más bajas de la lista de países iberoamericanos, lo cual representó 0.06 por ciento de la Producto Interno Bruto (PIB) en ese año.
Ese porcentaje es bastante menor respecto de países como Costa Rica —0.32 por ciento—, El Salvador —0.09 por ciento—, Panamá —0.20 por ciento— y al promedio continental, de 0.68 por ciento.
Rectores, vicerrectores e investigadores de las universidades del país que fueron consultados al respecto coincidieron en que esa situación se origina por la falta de fondos para la investigación, que pocos profesionales —con grado de doctorado— se dediquen a esa materia, e incluso la apatía en sectores público y privado.
“En el país se investiga menos que en el resto de la región —centroamericana—”, aseguró Manuel Pérez Lara, rector de la Universidad del Istmo (Unis).
Agregó que en otras naciones, los gobiernos establecen fondos para esa finalidad y son disputados por las universidades.
En Guatemala, el estatal Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concyt) ofrece financiamiento limitado para el desarrollo de investigaciones; no obstante, ese fondo —cuyo monto máximo es de Q400 mil por proyecto, y financia cerca de 10— es considerado insuficiente.
En la actualidad, existen más de 270 proyectos de investigación en curso, entre ellos, del área del agro y de salud.
En el 2007, países del continente dieron importancia a la investigación. México destinó US$3 mil 237.7 millones; Brasil, US$19 mil 201 millones; Venezuela, US$6 mil 130 millones, y Cuba, US$423 millones, por mencionar algunos.
Carlos Rölz, decano del Instituto de Investigaciones de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), expuso que en el país “no existe la cultura científica, y se estimula muy poco por parte de las universidades”.
Con agenda propia
Carlos Cabarrús, vicerrector de investigación de la Universidad Rafael Landívar, dijo que muchos de los fondos para la investigación provienen del exterior y que, en ocasiones, ya han sido destinados.
Según la Rycit, 43.4 por ciento del dinero dedicado a la investigación científica en Guatemala durante el 2007 provino de fuentes extranjeras; 37.9 por ciento, del Estado, y 18.7 por ciento, de las universidades.
En investigación para el desarrollo, 27.9 por ciento fue estatal, 21.7 por ciento fue universitario y 50.5 por ciento llegó del extranjero.
La mayoría de esa inversión se canalizó a ciencias médicas, naturales y agrícolas, con más de Q30 millones en cada una, según datos del Concyt.
Apoyo privado
Alfred Kaltschmitt, rector de la Universidad Panamericana (Upana), expresó: “En otros países, empresas privadas también otorgan fondos para investigación, en alianza con las universidades”.
En Guatemala, por lo menos dos compañías —una de mediano tamaño y otra pequeña— ya se han acercado a universidades y han mejorado su productividad; “no obstante, aún se percibe un distanciamiento entre el sector productivo y el académico”, según los rectores.
Eduardo Suger, rector de la Universidad Galileo, consideró que el sector empresarial no se ha dado cuenta de las ventajas que obtendría de trabajar con las universidades, para que las ayuden a mejorar procesos, reducir costos y desarrollar nuevas tecnologías.
Hacia la formación
En las universidades locales, la mayoría del esfuerzo se destina a formar profesionales, y los fondos para la inversión son limitados, comentó Félix Serrano, rector de la Universidad Mesoamericana.
Añadió que el grupo de investigadores con doctoral es también pequeño y que se les dificulta encontrar las condiciones para aprovechar sus conocimientos.
Fuga de talento
El grado de doctorado es utilizado por entidades internacionales para medir parte del desarrollo de una nación.
En el 2007, 10 guatemaltecos obtuvieron su respectivos doctorados, mientras en Costa Rica fueron 101; en Cuba, 469; en México, tres mil 365, y en Brasil, nueve mil 919.
“Esa situación podemos verla en la práctica; ahora analizamos los expedientes de las personas que quieren ser magistrados en Guatemala, y de mil candidatos, menos de 10 tienen grado académico de doctorado, ese es un ejemplo claro”, afirmó Carlos Gálvez, rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac).
Según algunos rectores, para acceder a un estudio de doctorado, la opción más común es viajar al extranjero, en muchos casos, mediante becas.
El rector de la Unis comentó que el problema de esas salidas es que solo 50 por ciento de profesionales retorna al país; esa cifra es compartida por otros académicos como Rölz, quien afirmó que hay mejores condiciones económicas y de desarrollo en otros países.
“Todo esto es resultado de la poca atención que las instituciones públicas y privadas han dado a la formación del recurso humano en el país”, destacó Gálvez.
Mientras que en otros países becan a los profesionales por cuatro o cinco años, acá ni permiso les dan, señaló.
Nicholas Virzi, director de la carrera de Economía de la Universidad Rafael Landívar (URL), expresó: “La falta de doctorados y que las universidades estén más enfocadas en enseñar que a investigar en Guatemala implica que el país es consumidor de conocimiento, más que generador del mismo”.
El investigador Wilson Romero, del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, comentó que en el país la investigación está mal desde el trato a quienes la realizan hasta la carencia de fondos y reconocimientos.
“En otras naciones, los investigadores tienen prestigio, mérito y estatus en la sociedad, además de alto nivel socioeconómico. Acá es un trabajo marginal, que se hace después del horario de trabajo. Además, no hay presupuesto”, explicó.
Nuevos proyectos
Ante la desventaja, rectores de las universidades comentaron que ya se empiezan a tomar acciones para afrontar esa situación.
Por ejemplo, la Usac creó el Instituto de Análisis e Investigación de problemas nacionales, para tratar materias de coyuntura.
La URL creó una vicerrectoría de investigación, para unificar los esfuerzos de sus 11 unidades, y se enfocará en tres asuntos: inequidad, ruptura del tejido social y creación de redes de conocimiento.
La UVG continuará con apoyo para sus siete centros de investigación, y es de las más proactivas, junto a la Usac.
Las universidades Mariano Gálvez, Unis y Upana han incursionado también en ese tipo de unidades.
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