martes, 3 de enero de 2012

Las cooperativas empoderan a las mujeres en Guatemala.


2012: Año del cooperativismo
Las cooperativas empoderan a las mujeres en Guatemala.
Por: Gustavo Berganza
La Ceiba cpentandra@gmail.com
Consultora Y Asesora En Gestión Y Desarrollo Territorial Municipal.
Este año ha sido proclamado por la ONU como el Año Internacional del Cooperativismo. Será un año en el que este tipo de organizaciones harán una reflexión sobre el papel que juegan en el desarrollo mundial, en un momento en el que la economía mundial se debate en medio de una de sus más serias crisis.
En Guatemala, un país socialmente desorganizado, las cooperativas han cumplido una función no solo como fuente de financiamiento de microproyectos productivos de toda índole, sino también como elementos cohesionadores y como fuentes de formación política para la democracia. De acuerdo con datos del Inacop, hasta el 31 de diciembre de 2010 había 841 cooperativas activas.  Estas entidades agrupan a un millón 225 mil 359 personas, de las cuales el 42.4 por ciento son mujeres.
Tal y como ha sucedido con Mi Familia Progresa, las mujeres que se integran a cooperativas en el área rural encuentran una situación en la que pueden ejercer su ciudadanía sin cortapisas: participan en las asambleas generales, acceden a préstamos y asesoría técnica, producen y administran por sí mismas su trabajo y los ingresos que este produce y optan a cargos de dirección en los que definen políticas.  Las cooperativas, como puede verse, empoderan a las mujeres. Tuve la oportunidad de conocer el trabajo de la cooperativa Rey Quiché, en Santa Cruz del Quiché, integrada en su mayoría por mujeres tejedoras de palma. Ellas elaboran los cintillos que adornan las botellas de Ron Zacapa Centenario. Los ingresos de las cooperativistas y su nivel de vida, me consta, son bastante más altos que el de las otras mujeres no asociadas en las aldeas en las que laboran.
Debido al cooperativismo y a sus extensionistas, campesinos asociados en el Altiplano Occidental han incrementado sus ingresos cambiando sus métodos de cultivo. En San Juan Comalapa, por ejemplo, es notable el trabajo que realiza la cooperativa Flor Chimalteca para capacitar en la producción agrícola en invernaderos.
Las cooperativas se constituyen también en un apoyo que permite a los campesinos liberar a sus hijos del trabajo a tiempo completo y estimularlos a que asistan a la escuela.  Cuando se cumplieron 40 años de la cooperativa San Andrés Semetabaj, en 2009, uno de los momentos emotivos de la celebración se dio cuando uno de los dirigentes contó como gracias a ser cooperativista había logrado que su hija se graduara como abogada y llegara a ser magistrada de la Corte de Apelaciones.
Gracias a las cooperativas, miles de campesinos venden su producción en el exterior y consiguen excelentes precios. Este es el caso de Fedecovera, la Federación de Cooperativas de las Verapaces, que ocupa el tercer puesto entre los exportadores de cardamomo de Guatemala. Esta  es, además, productora, procesadora y comercializadora del famoso Té Chirrepeco.
El presidente entrante ha prometido dar todo su respaldo para que el cooperativismo se expanda y fortalezca  en Guatemala. Una promesa que, de cumplirse, es seguro que le dará enormes  beneficios al país. Mi saludo cordial y mi admiración al movimiento cooperativista en su año.

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