martes, 16 de noviembre de 2010

Acortando Brecha Digital

¡Pobrecita abuelita, no sabes nada de compu!
Nunca olvidemos el sentido instrumental de la tecnología: Sirve Para Algo; Es Un Medio, No Un Objetivo En Sí Misma.
Leímos para Usted Renato Lechuga, 
Gestor y Planificador Territorial Municipal
La Nota Acortando Brecha Digital
Por: Carlos Aldana Mendoza carlosaldanam@gmail.com
La escena, completamente real: una abuela y su nieto de 5 años, frente a una computadora. Ella y sus malabarismos para tratar de escudriñar los secretos del aparato. Tan infructuosos que el niño, con una cara de amplísima, profunda y cósmica comprensión, le toca la cabeza a su abuela, le coloca su cabecita en el hombro, toma el control de la computadora y le dice: “¡Pobrecita Abuelita, No Sabes Nada De Compu. Yo Te Voy A Enseñar!
La revolución tecnológica (una de las tres que enfatiza el científico Michio Kaku) no ha terminado de instalarse, aunque en Guatemala no ha terminado de entrar. Las décadas recientes nos han permitido ser testigos del inicio del que habrá de ser un nuevo escenario en el planeta, si la pobreza intelectual humana permite su sobrevivencia.
En la actualidad convivimos tres tipos de personas:
Quienes jamás podrán utilizar una computadora (por edad y por actitud),
Quienes aprenden a manejar el mouse casi desde el vientre materno, y Aquellos que estamos en medio: nos manejamos con las computadoras, sabemos algo por aquí, algo por allá, pero no con los alcances de las jóvenes generaciones.
Como ya lo hemos expresado en otra parte, “la gente del paréntesis”, entre un mundo y otro.
Este es un tiempo para que, como sociedad y como sistema educativo, no descuidemos ciertas atenciones profundas sobre la relación entre personas y tecnologías.
Las generaciones adultas no debemos ser parte del “endiosamiento” de la tecnología (creyendo que ella es la solución a todo y la única forma de modernizar nuestra educación). Creer que con tener computadoras ya está arreglado el problema educativo nacional, es igual que creer que con sólo tener la escoba ya tenemos limpia la casa.
Pero tampoco seamos parte de su “satanización” (por ejemplo, echándole la culpa a Internet de todos los problemas existenciales y éticos de nuestros jóvenes). Nuestra tarea (como adultos educadores-) es aprender tecnología y educarnos en ella, pero con una mirada crítica y antropológica. Esto nos permitirá descubrir y aprovechar sus enormes utilidades, así como sus efectos dañinos o sus peligros. Además, toda tecnología llega para quedarse.
Jamás los adultos de hoy alcanzaremos los niveles de dominio que niños, niñas y jóvenes tienen sobre la tecnología actual (principalmente computadoras y celulares). Pero podremos acompañarlos en su vivencia sociovirtual, si algo sabemos, si en algo nos interesamos, si algunas conexiones creamos con ese mundo tecnológico. Esto puede alcanzarse si nuestras ansias por aprender, por descubrir cosas nuevas, por alcanzar mayor comprensión del mundo en que vivimos, nos acercan a las tecnologías. En otras palabras, no se trata de que nuestra cercanía con la computadora sea por ella misma, sino para que ella nos sirva.
Nunca olvidemos el sentido instrumental de la tecnología: sirve para algo; es un medio, no un objetivo en sí misma. He aquí uno de los más desafiantes aspectos formativos con las y los jóvenes: no viven para la computadora o el celular. Éstos les pueden y deben ayudar a vivir, pero no son su vida ni deben sustituir o anular su convivencia con otras personas, su conexión con la naturaleza ni sus actuaciones políticas y ciudadanas, por citar sólo tres ejemplos.
No es cualquier cosa todo esto. Está marcando ya la cultura y la forma de ser de nuestras sociedades. La sabiduría estará en aprender a ser eficientemente tecnológicos para poder ser plenamente humanos. (Ctrl + G).

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