La educación es el puente para tener un futuro mejor.
Leímos Para usted: Renato Lechuga G.
Gestor y Planificador Territorial Municipal.
Por: Evelyn Carolina Lechuga C.*
Siempre he pensado que uno de los pilares que permiten el crecimiento de una nación es la educación de sus habitantes. Cuando hablamos de la educación de nuestro país el panorama es desalentador y pensamos que los problemas que hay en esta área atañen a las políticas de Gobierno y no de país que han regido nuestro sistema.
Yo solía creer y apoyar esta idea, sin embargo tuve la oportunidad de presenciar un foro titulado “¿Qué ha pasado con las políticas educativas en los últimos veinticinco años? ¿Cuáles han sido los principales logros y desafíos?”, en el que participaron como expositores Carmen María Galo de Lara, Alfredo Tay, Arabella Castro, Bayardo Mejía y María del Carmen Aceña, quienes han ocupado cargos de ministros o viceministros de Educación. Como comentaristas, Nineth Montenegro, Salvador Paiz y María Ester Ortega. Todas son personas que han estado estrechamente relacionadas con este campo. Cada uno tuvo la oportunidad de dar a conocer lo que se había trabajado durante su gestión.
Pudimos percibir que si bien no son muy notorios los avances en educación sí los ha habido, por ejemplo la creación del Programa Nacional de Autogestión para el Desarrollo Educativo (Pronade), Dirección General de Educación Bilingüe Intercultural (Digebi), el Departamento de Educación Especial, inversión en la profesionalización docente, entre otros. A pesar de existir estos avances, no se logra cumplir lo propuesto en las políticas.
Luego de escucharlos y hacer un análisis retrospectivo desde 1986 descubrí que decir que la falta de políticas educativas es el problema central no es más que un mito. La mayoría de políticas planteadas van en la misma línea y las que han cambiado ha sido por el momento histórico en el que se han planteado. Nuestro sistema educativo ha estado regido por políticas de equidad, calidad, cobertura, gestión de fondos, descentralización, por mencionar algunas, políticas que van muy de la mano con las necesidades de nuestro país.
Digo que es un mito porque como sociedad nos hemos empeñado en pensar que las políticas son las responsables de las desventuras de la educación de nuestro país, entonces nos enfocamos cada vez más en ellas, pero la realidad lo único que hemos hecho es delegar en un abstracto la causa real. Por muchos años nos hemos centrado en buscar culpables, ya sea en las políticas o los políticos que las ejecutan y esto no nos ha ayudado a progresar en el tema de la educación.
Es momento de cambiar de perspectiva y centrarnos en las estrategias de implementación que al final son el pilar que permite avanzar, son las que facilitan el cumplimiento de las políticas. En el análisis se deduce que han sido estas las que han resultado inconsistentes de una gestión a otra. Para ello es necesario que las personas que ocupan cargos en puestos claves del sistema educativo se rodeen de gente con conocimientos técnicos, ideas innovadoras y proactivas y que además posean la capacidad de reconocer los logros de sus antecesores y darle continuidad para avanzar.
Un líder que logre cambios en educación no será aquel que, dicho de forma coloquial, “invente el agua azucarada”. Será quien logre ver hacia el futuro pero partiendo de lecciones aprendidas del pasado. El reto es grande, más no imposible. Para ello no sólo se necesitan buenas intenciones, se requiere de acciones concretas enmarcadas en las estrategias existentes y en implementarlas alineadas a una visión de nación compartida por todos los sectores de la sociedad, pues la educación es el puente para tener un futuro mejor.
*Estudiante de Maestría en Liderazgo y Gestión Educativa, Universidad del Valle de Guatemala
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