La Ley De Vicente
¿Qué Tiene Lo De Afuera Que Nos Apantalla?
Por: Andrea Aragón
Leímos para Usted: La Ceiba
Eso de hacer filas y apuntarnos en un turno nos encanta a los guatemaltecos. Parece ser que nos fascina el chumul, el abarrotamiento y las marabuntas. Abren un pollo frito que en Estados Unidos es de dudosa calidad y se aglutina el chapín, feliz de hacer la cola. Abre el desayunador norteamericano por excelencia, un lugar donde el café es malo, pero tiene refill y vamos todos, todos, todos, esperando comer aunque la mitad del menú se haya agotado y el servicio sea fatal. Tal fue mi experiencia del domingo pasado, agradecidos después de una hora y media de espera, abordamos nuestra mesa solo para comer frío, sin cubiertos y caro. ¡Felices! Estrenando con toda la novelería del caso las instalaciones nuevas pero repetidas, en miles y miles de locales de los barrios de segunda del primer mundo.
Es un poco patético si lo vemos de cerca. Desde patojita vengo oyendo que ya vino a Guatemala tal cosa, que ya trajeron, que ya llegaron, como el arribo de lo importado fuera la mejor noticia del año. En esas épocas, eran juguetes europeos lo que con mi hermano atalayábamos, pero a estas alturas, ya vamos detrás hasta de los abarrotes de Tapachula. De Europa ya solo nos queda la envidia que sentimos contra El Salvador cuando nos ganó en traer primero la tienda de ropa española.
Ese complejo de mosca que nos caracteriza ante las mieles de lo extranjero se parece al que le da a las chicas guatemaltecas cuando conocen un gringo. Hay que ver la suerte de los desteñidos, sin olvidar la de los argentinos, que con su acento de telenovela seducen fácil y rapidito hasta la más santurrona de las chapinas. Ahora a estos maravillosos ejemplares de ser humano importado, se les ve dirigir programas de radio y TV, para dicha de nuestros ojos y oídos.
¿Qué será lo que tiene lo de afuera que nos apantalla tanto? ¿Será que no tenemos suficiente materia propia con qué identificarnos, que nos aburrimos como ostras o que esta es una sociedad fundada desde siempre en la influencia extranjera? Somos wannabes, ¡pues!, aprovecho para decirlo en inglés.
¿Qué será lo que tiene lo de afuera que nos apantalla tanto? ¿Será que no tenemos suficiente materia propia con qué identificarnos, que nos aburrimos como ostras o que esta es una sociedad fundada desde siempre en la influencia extranjera? Somos wannabes, ¡pues!, aprovecho para decirlo en inglés.
Hay algo de chistoso, en vernos apretujados y ansiosos, como carentes de referencias propias, esperar como a la cigüeña la llegada de la próxima franquicia. Ya abrieron el cafecito famoso. He sido de las primeras en tomarme un café de aquí en una tacita de allá.
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