lunes, 26 de marzo de 2012

La obra invisible de Manuel Colom Argueta


La obra invisible de Manuel Colom Argueta
Como alcalde capitalino propuso un plan de Desarrollo denominado EDOM.
Por: MARCELA GEREDA
Leímos para usted: La Ceiba
Consultora Y Gestora En Desarrollo Municipal
Salió de su oficina un día caluroso de 1979. Cuarenta y cinco impactos de bala atravesaron el cuerpo de un hombre lúcido y progresista. El pasado jueves 22 de marzo se cumplieron 33 años del asesinato de Manuel Colom Argueta (8 de abril de 1932 – 22 de marzo de 1979).
No es extraño escuchar entre viejos o jóvenes el decir que aquí no hay líderes ni referencias. Nuestro país está lleno de personajes simbólicos. Y también de personalidades históricas emblemáticas, que sin duda cambiaron el curso del país y que desde su lucha en el pasado tenemos con ellos tareas pendientes. Uno de esos hombres ilustres es Manuel Colom Argueta, un hombre al que la vida dotó de inteligencia inigualable, capacidades deportivas y amor profundo por su país y su gente.
Conocer quién fue y qué hizo Manuel Colom debiera ser tarea para todos los guatemaltecos. La verdadera manera de honrar las ideas y el espíritu del que llamaban Meme es darle voz y vigencia a sus ideas. Como alcalde capitalino propuso un plan de Desarrollo denominado EDOM; este consistía en el saneamiento de agua, un plan rector de agua potable y drenajes para toda la zona metropolitana. Un plan que luego sus sucesores no tomarían en cuenta, algunos por ideología, otros por negligencia, todos por razones cortoplacistas.  En el plan de Manuel Colom también se buscaba generar energía eléctrica con la fuerza de las aguas negras y utilizar el lago de Amatitlán como un reservorio de agua potable. Hoy Amatitlán está muerto y los ríos no son sino inmensos botaderos de inmundicias. 
Además del EDOM, Manuel Colom Argueta fue el primer alcalde en apostarle a la educación cultural de los ciudadanos. Sabía que la cultura es motor de desarrollo.
Fotografía del Licenciado Manuel Colom.
Manuel Colom dijo: “Guatemala tiene una misión incumplida: la de tomar conciencia de su identidad nacional, que constituye una etapa indispensable para su verdadero progreso”. Creía que como nación podíamos aprender de la vida indígena en su “expresión comunitaria, su calidad en las relaciones humanas, su actitud familiar”.
El antropólogo estadounidense Benedict Anderson decía que toda nación es una comunidad imaginada. La construcción de la identidad nacional se hace a partir, no solo de conocer nuestra historia, sino de pensar y de ser, a través de nuestros mártires y héroes. De darles un espacio y vida propia en la vida nacional, es decir en el corazón del pueblo. “Meme” tiene una vida de lucha desde dónde decir y también una muerte desde dónde contar lo que nos queda por hacer.
¿Estamos conscientes de que para cambiar Guatemala necesitamos mucho más que cambiar de actitud y que como país necesitamos referencias simbólicas e históricas que nos hagan resignificar nuestra identidad?
La identidad es ese proceso de juego de espejo con los Otros. Es decir, que no hay identidad sin la presencia de los Otros. Nuestra identidad es un conjunto de contradicciones. Mezclas de mezclas en proceso de transformación y articulación de identidades híbridas y globalizadas.
En el mundo de hoy la existencia pasa necesariamente por la imagen. Vivimos en una sociedad saturada de imágenes. Hay imágenes olvidadas que nos gustaría recuperar.
Cuando asesinaron a Manuel Colom Argueta yo no había nacido. Sin embargo, sus ideas de diálogo y democracia siguen siendo un espacio para pensarnos y construirnos como país, siguen siendo un referente fundamental que deberíamos de recuperar. También su humildad, su carisma, su amor por la justicia, su convicción política y su visión de políticas de largo plazo. Aquí cada cuatro años comienza un nuevo ciclo que nunca lleva visión a largo plazo.
Solicito al señor presidente Otto Pérez Molina la investigación de su muerte. Y la necesaria condena de los culpables. Y al Alcalde retomar el EDOM. 
Hoy podemos manifestarle a Colom Argueta que sigue vivo, recordándonos que aún hay una Guatemala diferente que debemos construir, que no se hace cambiando de actitud, sino que desde la necesaria transformación de la economía. ¿No es acaso desde su voz que podemos hacer que se dialogue de la necesidad de democratizar el país?, bautizar el aeropuerto con su nombre puede ser una estrategia alternativa para hacer conciencia e identidad para los guatemaltecos, para ver y conocer la historia que entre todos hemos silenciado. Es darle a esta celebridad y a este mártir el lugar que se merece. Es darnos a nosotros un honorable y trascendente símbolo de identidad.

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