lunes, 26 de marzo de 2012

La obra invisible de Manuel Colom Argueta


La obra invisible de Manuel Colom Argueta
Como alcalde capitalino propuso un plan de Desarrollo denominado EDOM.
Por: MARCELA GEREDA
Leímos para usted: La Ceiba
Consultora Y Gestora En Desarrollo Municipal
Salió de su oficina un día caluroso de 1979. Cuarenta y cinco impactos de bala atravesaron el cuerpo de un hombre lúcido y progresista. El pasado jueves 22 de marzo se cumplieron 33 años del asesinato de Manuel Colom Argueta (8 de abril de 1932 – 22 de marzo de 1979).
No es extraño escuchar entre viejos o jóvenes el decir que aquí no hay líderes ni referencias. Nuestro país está lleno de personajes simbólicos. Y también de personalidades históricas emblemáticas, que sin duda cambiaron el curso del país y que desde su lucha en el pasado tenemos con ellos tareas pendientes. Uno de esos hombres ilustres es Manuel Colom Argueta, un hombre al que la vida dotó de inteligencia inigualable, capacidades deportivas y amor profundo por su país y su gente.
Conocer quién fue y qué hizo Manuel Colom debiera ser tarea para todos los guatemaltecos. La verdadera manera de honrar las ideas y el espíritu del que llamaban Meme es darle voz y vigencia a sus ideas. Como alcalde capitalino propuso un plan de Desarrollo denominado EDOM; este consistía en el saneamiento de agua, un plan rector de agua potable y drenajes para toda la zona metropolitana. Un plan que luego sus sucesores no tomarían en cuenta, algunos por ideología, otros por negligencia, todos por razones cortoplacistas.  En el plan de Manuel Colom también se buscaba generar energía eléctrica con la fuerza de las aguas negras y utilizar el lago de Amatitlán como un reservorio de agua potable. Hoy Amatitlán está muerto y los ríos no son sino inmensos botaderos de inmundicias. 
Además del EDOM, Manuel Colom Argueta fue el primer alcalde en apostarle a la educación cultural de los ciudadanos. Sabía que la cultura es motor de desarrollo.
Fotografía del Licenciado Manuel Colom.
Manuel Colom dijo: “Guatemala tiene una misión incumplida: la de tomar conciencia de su identidad nacional, que constituye una etapa indispensable para su verdadero progreso”. Creía que como nación podíamos aprender de la vida indígena en su “expresión comunitaria, su calidad en las relaciones humanas, su actitud familiar”.
El antropólogo estadounidense Benedict Anderson decía que toda nación es una comunidad imaginada. La construcción de la identidad nacional se hace a partir, no solo de conocer nuestra historia, sino de pensar y de ser, a través de nuestros mártires y héroes. De darles un espacio y vida propia en la vida nacional, es decir en el corazón del pueblo. “Meme” tiene una vida de lucha desde dónde decir y también una muerte desde dónde contar lo que nos queda por hacer.
¿Estamos conscientes de que para cambiar Guatemala necesitamos mucho más que cambiar de actitud y que como país necesitamos referencias simbólicas e históricas que nos hagan resignificar nuestra identidad?
La identidad es ese proceso de juego de espejo con los Otros. Es decir, que no hay identidad sin la presencia de los Otros. Nuestra identidad es un conjunto de contradicciones. Mezclas de mezclas en proceso de transformación y articulación de identidades híbridas y globalizadas.
En el mundo de hoy la existencia pasa necesariamente por la imagen. Vivimos en una sociedad saturada de imágenes. Hay imágenes olvidadas que nos gustaría recuperar.
Cuando asesinaron a Manuel Colom Argueta yo no había nacido. Sin embargo, sus ideas de diálogo y democracia siguen siendo un espacio para pensarnos y construirnos como país, siguen siendo un referente fundamental que deberíamos de recuperar. También su humildad, su carisma, su amor por la justicia, su convicción política y su visión de políticas de largo plazo. Aquí cada cuatro años comienza un nuevo ciclo que nunca lleva visión a largo plazo.
Solicito al señor presidente Otto Pérez Molina la investigación de su muerte. Y la necesaria condena de los culpables. Y al Alcalde retomar el EDOM. 
Hoy podemos manifestarle a Colom Argueta que sigue vivo, recordándonos que aún hay una Guatemala diferente que debemos construir, que no se hace cambiando de actitud, sino que desde la necesaria transformación de la economía. ¿No es acaso desde su voz que podemos hacer que se dialogue de la necesidad de democratizar el país?, bautizar el aeropuerto con su nombre puede ser una estrategia alternativa para hacer conciencia e identidad para los guatemaltecos, para ver y conocer la historia que entre todos hemos silenciado. Es darle a esta celebridad y a este mártir el lugar que se merece. Es darnos a nosotros un honorable y trascendente símbolo de identidad.

¿Quién es quién en la región?


Además de Chile, Brasil, Argentina, Perú, Colombia y México son los países que más se destacan en cuanto a producción agrícola para el mundo, en la región latinoamericana. Acá un repaso a qué representa cada uno.   
Por: Martina Salvo de Oliveira
Leímos para usted: La Ceiba
Consultora Y Gestora En Desarrollo Municipal
BRASIL, POTENCIAL INFINITO
Ya supera los US$ 94 millones en exportaciones agrícolas y es la sexta economía del mundo, según datos del Centro de Investigación Económica y Empresarial de Inglaterra. Con casi 200 millones de habitantes, el gigante carioca empuja el estatus de proveedor de alimentos para el mundo.Sus principales productos son el azúcar, el café, el jugo de naranja y el etanol, y en todos ellos es el principal exportador del mundo; es actor relevante en carnes (primero en carne bovina, y de pollo, y cuarto en carne de cerdo), y segundo exportador de soya del globo.
Además, ostenta el título de ser el segundo motor mundial de la agricultura transgénica con 30,3 millones de hectáreas (después de Estados Unidos, que tiene 69 millones de ha). En Brasil es normal ver haciendas de 5 mil ha, y existen algunos campos corporativos que llegan a las cien mil hectáreas en el país.
ARGENTINA, TEMAS POR RESOLVER
Los productos más relevantes del vecino trasandino son el maíz, el trigo, la soya y el girasol. También el sector de carnes, especialmente las rojas, y la leche.
En frutas, específicamente en peras y manzanas, es donde se ha dado un gallito con Chile. Al menos hay una suerte de tregua porque el vecino se volvió más fuerte en peras y Chile en manzanas. Pero además de las pomáceas, el país trasandino es relevante en cítricos, de hecho son el mayor exportador de limones, especialmente de jugo, en el mundo. Otro producto argentino que gana terreno es el aceite de oliva.
En vinos, Argentina pelea codo a codo con Chile el liderazgo regional en el mundo. Y en productos distintos son uno de los pocos del planeta -además de una región de Brasil y de Paraguay- que producen y exportan mate.
El país es el principal impulsor de la cero labranza -que han desarrollado a partir de su gurú, el chileno Carlos Crovetto- y son el principal centro de aceite de soya del mundo. Pero, los problemas internos han afectado sus producciones de carne y leche, lo que los está dejando mal en algunos países a los que exporta y pierde mercados. La población de Argentina es de poco más de 40 millones de personas, por lo que constituye en sí mismo un mercado interesante y buena parte de sus producciones son para autoabastecerse.
PERÚ, CON VUELO PROPIO
Con 30 millones de personas, los peruanos la han sabido hacer en los últimos años. Ya son líderes en espárragos -mayor exportador del mundo- y sus envíos bordearon los 400 millones de dólares en el balance 2010-2011, y ganan terreno en recientes producciones.
En cuatro años los peruanos pasaron de exportar 50 millones de dólares a US$ 210 millones en uvas. Y en paltos la racha va por la misma línea; en los últimos años la producción se ha cuadriplicado. Pero además de esos productos, también se han metido con fuerza en cítricos, tangelos y mandarinas, y otras frutas como mangos, bananos, y en café y hortalizas como las alcachofas.
Para Chile, Perú se ha convertido en una competencia de temer en uva de mesa y paltos, más aún porque dicho país ha tomado la experiencia técnica de Chile, llevándose a varios profesionales chilenos a trabajar en zonas como Piura e Ica, expertisse que a Chile le costó forjar por los últimos 35 años.
COLOMBIA, EL RENACIMIENTO
No sólo de tener las mujeres más bellas, las mejores salsas bailables, de comer arepas, o tener las playas más bonitas del mundo, se puede enorgullecer Colombia. Su agricultura también tiene mucho que proveer.
En Colombia el agro se caracteriza por los monocultivos tecnificados como la caña de azúcar, el café, también son muy reconocidas sus flores, el algodón, el plátano colombiano, el sorgo, el maíz, el arroz, la palma africana, la papa y la yuca, entre otras especies.
Aunque la nación por tener diversos microclimas, tiene potencial para distintas especies, el tema político de las FARC a limitado su desarrollo. Ahora, con el recientemente anunciado repliegue de la guerrilla se espera un cambio drástico de la agricultura colombiana hacia el mundo. En el país de casi 50 millones de personas, ya anuncian una revolución en el sector.
MÉXICO, UN GIGANTE ALEJADO
México está entre los top 5 de los mayores abastecedores de maíz, además de producir algodón, frijoles, arroz y caña de azúcar. También hay ganadería, que está concentrada en el centro y noreste del país. La pesca es otro de los sectores relevantes.
Chile compite con México en la exportación de paltas (aguacate). Claro que México da paliza ya que es uno de mayores exportadores del mundo.
Pero el vecino de arriba es un gigante que está un tanto desvinculado de la región. El país azteca es mucho más cercano a su vecino del norte. El país tiene una población de 115 millones de personas.

Un Mercado Y Un Proveedor Global


Tener las mayores reservas de agua dulce del mundo, tierras para ampliar la frontera agrícola y representar el 11% de la producción de alimentos del globo, debiera ser más que suficiente para asumir su liderazgo como proveedor para el planeta. Pero no, y el principal rival de Latinoamérica para trabar el desarrollo es la misma región. En este especial conozca los desafíos y posibles fórmulas para saltarse los baches.
Por: Martina Salvo de Oliveira
Leímos para usted: La Ceiba
Consultora Y Gestora En Desarrollo Municipal
"Latinoamérica debe patear la mesa", dijo enfático el año pasado a Revista del Campo, Mario Montanari, uno de los empresarios innovadores tras el holding Invertec, conglomerado que juega en las grandes ligas en cuanto a alimentos preparados se refiere. Su molestia se debe a la lentitud de la región para asumir un mayor protagonismo como abastecedor de alimentos para el planeta.
Y tiene razón. Porque de nada sirve ser catalogado como el "granero del mundo", de vanagloriarse de tener las mayores reservas de agua dulce, o de ser uno de las pocas zonas que podría ampliar la frontera agrícola incorporando nuevas tierras, si no se le saca partido.
En Latinoamérica no todos los actores estarían conscientes del potencial y de la importancia de cuidar y desarrollar la producción y exportación agrícola de la región. Aunque países de otras latitudes sí lo notan y ya hay naciones lejanas que están instalando sus banderas agrícolas en territorio regional.
Sólo el año pasado Heilongjiang Beidahuang Nongken Group, la mayor agropecuaria de China, selló un acuerdo con la argentina Cresud SA para la compra de tierras agrícolas en ese país. Y no sería el único caso.
"China acaba de firmar un convenio con la provincia de Río Negro donde se le entregaron, en una especie de comodato, miles de hectáreas. Si no protegemos nuestros recursos naturales del 'agarra, Aguirre', vamos a quedar fuera del desarrollo rural", explica Gonzalo Jordán, director de empresas y experto en alimentos.
La ONU proyecta que la población pasaría de los actuales 6,8 mil millones hasta los 8,9 mil millones de personas hacia el 2050. Sólo en América Latina la población crecería 35%. Para la Cepal esto brinda oportunidades, primero porque habrá más bocas que alimentar, y segundo porque habrá un segmento con más recursos para comprar productos con valor agregado. Y ahí la región tiene mucho por hacer.
"El ser humano va a comer más, necesita una dieta más variada. En ese sentido, somos un continente con potencial aún mayor en la producción de alimentos", explica Fernando Martins, socio del escritorio de Bain & Company en Sao Paulo, una consultora internacional de estrategia de negocios.
Para sacar partido de ello, la región tiene que tomarse en serio. Hay oportunidades, potencial y necesidad de convertirse en proveedor global, pero los desafíos no son simples.
La relevancia de la región
Hacia 1980, Brasil, Paraguay, Bolivia, entre otros, eran grandes importadores. En 20 años, el escenario se dio vuelta y hoy, América Latina, con Brasil a la cabeza, es uno de los principales productores y exportadores agrícolas del mundo. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, la región contribuye con el 11% del valor de la producción alimentaria mundial y posee el 24% de la tierra cultivable. La región produce más de la mitad de las exportaciones de soya del mundo, un tercio de las de maíz y el 44% de la carne de vacuno del planeta. Y como si esto fuera poco, tiene casi un tercio de la tierra cultivable no utilizada del mundo, según el Banco Mundial.
"Mientras en América del Norte el incremento se da principalmente por el empleo de tecnología para extraer mayor producción de una misma área, en el Mercosur hay también un gran potencial de introducción de nuevas áreas para la agricultura", dice el estudio de Bain & Company, "Agronegocio en el Mercosur: transformaciones de pasado y promesas de futuro".
Según el informe, la demanda mundial de los cinco principales cultivos alimenticios (trigo, maíz, soya, azúcar y arroz) debiera pasar de un estimado de 2,4 billones de toneladas en 2010, a cerca de 3,5 billones el año 2050.
El mayor potencial se concentra en el cono sur.
"Básicamente, el potencial se circunscribe a un grupo de países de Sudamérica, con Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia, y en menor medida Colombia. Hay países como Uruguay que tienen un rol importante, pero su capacidad de expansión es limitada", explica Adrián Rodríguez, oficial a cargo de la Unidad de Desarrollo Agrícola de la Cepal.
Entre las ventajas que posee la región está su gran diversidad de condiciones de suelo y clima lo cual es difícil de igualar en otras latitudes, aunque algunas todavía tienen espacio para crecer (Ver recuadro).
Sin embargo, uno de los temas que le juega en contra es que el ritmo de crecimiento entre los países es aún muy desigual y hay problemas locales complejos por superar.
Por años Chile lideró el avance con un modelo agrícola que es mirado con atención por su gran cantidad de acuerdos comerciales, por ser un país pequeño que exporta mucho, y por haber desarrollado como nadie el tema del valor agregado. Colombia viene dando la pelea y ha planteado, luego del repliegue de las FARC, una revolución agrícola para la cual planea usar dinero de los aranceles petroleros para desarrollar el sector. Otro que crece con fuerza es Perú, que en los últimos años ha avanzado en acuerdos internacionales y se ha puesto como meta ser un exportador global de alimentos.
Y mientras países como Brasil ponen freno a la compra de tierras por parte de empresas extranjeras, otros, como Bolivia, entraban el intercambio interregional, al poner trabas para el desarrollo de la carretera interoceánica que uniría Brasil, Perú y Bolivia; o Argentina que pone impedimentos a las importaciones desde otros países, incluidos los de la región.
Está claro entonces que si la región quiere concretar su potencial y crecer como un todo, sus dirigentes deben intentar sentarse a conversar y no quedarse en diálogos que no llegan a puerto. Es la clave para que la región alcance el estatus al que aspira.
Baches latinoamericanos
A nivel regional, uno de los temas clave que hay que trabajar es apuntalar la investigación, tecnología e innovación y conseguir que sea más o menos parecida entre los distintos países de la región. Hoy la I+D agrícola respecto del valor agregado agrícola es igual al 1,14% como promedio regional, según cifras del 2006. En los países de la OECD es de alrededor de 2,5%. Pero, además, hay importantes diferencias entre los países de la región. Cerca de 2% en Uruguay y Brasil, entre 1% y 1.5% en Argentina, Chile y México; y menos de a 0.3% en El Salvador, Guatemala y Paraguay.
Brasil, a través de Embrapa o la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, es un ejemplo de cómo la inversión a nivel país puede potenciar el desarrollo agrícola. Porque un tema clave en la región es investigar, por ejemplo, el desarrollo de semillas y técnicas de plantación para ajustarse a los suelos que puedan incorporarse en el futuro a la producción; o en cómo recuperar los que están degradados, por el tiempo o los embates del cambio climático. Y esto debe ser realizado en cada país, pues las características varían mucho entre cada uno.
Otro reto tiene que ver con el manejo sostenible del recurso natural, produciendo limpio, de forma sustentable y amigable con el medio ambiente. En esa línea, para el agro un reto importante es reducir la emisión de gases de efecto invernadero, tema que causa gran discusión en industrias como la ganadera.
En la región hay países que vienen avanzando como Costa Rica que el 2021 planean ser carbono neutral. En esas latitudes, el sector agrícola está empezando a participar de forma activa en sectores como el del café, lechero y en frutas tropicales. Si la región quiere convertirse en un exportador global, esas son metas que debe ponerse, pues ellas son exigencias en los países europeos y en Estados Unidos.
Temas globales a resolver
Pero para avanzar en convertirse en un proveedor de alimentos para el planeta, Latinoamérica debe prestar atención a sus relaciones con el resto del mundo. Quizás a muchos no les suene la ronda de Doha, pero lo que allí se estaba tratando de acordar es clave. Esta negociación, que se realiza desde el 2001, busca, entre otros temas, la liberalización del comercio mundial de productos como los alimentos. Pero el poco interés de potencias como Estados Unidos y la Unión Europea en abrir sus fronteras -eliminando o disminuyendo las barreras y aranceles- ha hecho que la negociación quede entrampada.
Ante el congelamiento, los expertos llaman a tomar el toro por las astas para que la región coja el liderazgo y muestre una postura y fortaleza regional. La idea que recalcan algunos expertos es la de conformar una suerte de Opep de los alimentos.
Cuando los países productores de petróleo formaron esa asociación lograron valorizar su recurso. Conseguir esa unión significó limar asperezas muy duras. Y es justamente uno de los grandes retos que tienen los países de América Latina: establecer alianzas con los vecinos, más allá de la competencia en algunos productos agrícolas o de resquemores de algún tipo.
Un ejemplo de que se pueden hacer alianzas de ese tipo es el Acuerdo Trans Pacífico, TPP (por sus siglas en inglés), del cual participan Chile y Perú. En alianzas como ésa se podrían sumar otros socios clave como México y Colombia, y así fortalecer un bloque en el Océano Pacífico, que apuntale el desarrollo de Brasil en este lado del continente.
"Brasil tiene que liderar y la contrapartida en América Latina con cara al Pacífico tiene que ser Perú, Colombia, México y Chile, a través de una alianza para el desarrollo alimentario. El complemento Andes es lo que Brasil necesita. Además, esto contribuiría a la desamericanización de México que puede volcarse hacia el sur y potenciar el desarrollo alimentario", dice Gonzalo Jordán.
Alianzas de ese tipo permitirían destrabar en forma regional temas clave como las barreras sanitarias, por ejemplo, que imponen la UE o mercados como Asia; así como inyectar recursos para resolver temas sanitarios como la aftosa, que afectan la imagen de toda la región hacia el mundo.
Otro factor es la disponibilidad de agua. En Brasil está la mayor reserva de agua dulce del mundo, y en Colombia la segunda, pero al recurso estratégico no se le da el valor que merece. Aquí lo que se requiere es generar conciencia de la importancia que tiene trabajar coordinados para la protección y uso de un recurso que es escaso. De la mano con la importancia hídrica y su resguardo, habría que apuntalar el tema del transporte por esas vías, además de construir carreteras.
"Sacar productos de zonas como el interior de Bolivia o estados brasileños como Matto Grosso hasta el puerto, es caro. No hay ferrovías en óptimas condiciones en el interior de Bolivia, Paraguay y algunas zonas de Brasil. Se podrían aprovechar los ríos que no son navegados y pueden ser rutas naturales para la agricultura. Los estadounidenses tienen ríos como el Missouri o el Misisipi, equivalente a ríos como el Paraná, que se usan para transportar producción agrícola. Nosotros tenemos mayor potencial en esa línea y lo usamos poco", dice Martins.
Latinoamérica tiene el potencial para llegar al mundo de forma rotunda y con propiedad, pero para hacerlo debe destrabar los baches, muchos de los cuales están autoimpuestos por la misma región.
La Cepal proyecta para este año una tasa de crecimiento del PIB regional de 4,1%.
 Potencial agrícola en el resto del mundo
Aunque hay zonas, por ejemplo en África, que tiene potencial agrícola, a la par tiene muchos desafíos técnicos, humanos e institucionales por delante. Más terreno ganado podría tener la zona llamada KRU, conformada por Kazajstán, Rusia y Ucrania, aunque tanto esa zona como África no tienen hoy un potencial proyectado claro. Por ello es la región latinoamericana la que tiene mayores oportunidades y tierras para crecer.
"Hay variables que no pueden ser estimadas con seguridad, como la posibilidad de plagas, enfermedades, bajas varietales y hasta el cambio climático global y regional. Otra dificultad es evaluar el potencial de producción de nuevas áreas. La sabana africana, por ejemplo, tienen áreas propicias a la agricultura extensiva de soya y maíz, así como Colombia. Cuba podría nuevamente volverse un gran productor de azúcar, no inmediatamente, pero dentro de un horizonte de cuarenta años eso es muy posible y hasta probable", indican en Bain & Company.
Impulsar la producción con valor agregado
Un reto común para los países latinoamericanos sería impulsar la producción con valor agregado. En el caso de la soya, por ejemplo, aunque Brasil y Argentina son grandes productores, Brasil "sería lo que se llama productor marginal de la cadena, es decir, el de peor costo", indica el estudio de Bain & Company.
Vender productos finales como carne de soya sería una alternativa interesante. Lo mismo se podría replicar en leche, frutas y carnes. Chile tendría camino ganado en esa línea.
"Las producciones agropecuarias que se destacan en la región (es decir, aquellas que van más allá del simple consumo interno y generan divisas de exportación) van desde la producción de vinos en las regiones más templadas de Chile y Argentina, salmón en los fiordos del sur de Chile, leche en Uruguay, y maíz, frutas y oleaginosas en las áreas subtropicales", indica el estudio.
¿Competencia o complementariedad?
"Hay productos con los que vamos a competir, pero por otra parte nos permite un mix de oferta más potente. Chile tiene más TLC que ninguno, y en alimentos tenemos un potencial tremendo, pero qué significamos si no nos complementamos con otros mercados. Al final, no son los países que compiten y si los conglomerados", dice Jordán.

jueves, 22 de marzo de 2012

Hambre de desarrollo rural en Guatemala


Hambre de desarrollo rural en Guatemala
Urge un acuerdo nacional al respecto.
Leímos para usted: La Ceiba
Consultora Y Gestora En Desarrollo Municipal
Por: Adrián Zapata/ Ajkem-Tejedores
Guatemala sigue siendo un país donde la mayoría de la población aún habita en los territorios rurales. Allí se concentran los indicadores más dramáticos de pobreza, exclusión y sus consecuencias: hambre, la inseguridad alimentaria y nutricional y la vergonzosa desnutrición crónica infantil que agobia a casi la mitad de nuestros niños, condenándolos a efectos irreversibles.
El Pacto Hambre Cero que lanzó el Gobierno está dirigido a enfrentar las causas inmediatas de esta lacerante realidad, pero también las de mayor profundidad, relacionadas con la pobreza, la exclusión y la falta de desarrollo rural integral. Sin esta integralidad, dicho pacto terminaría en una simple política asistencialista, con logros de índole paliativa, sin sostenibilidad.
Debemos reflexionar sobre la profundidad de esta problemática, dadas sus raíces históricas y estructurales, razón por la cual se requiere de un gran acuerdo nacional que nos permita enfrentarla y superarla, con acciones diversas de corto, mediano y largo plazo. Y si bien es cierto que reaccionar ante el hambre resulta lo más convocante, porque apela a la sensibilidad humana más básica, el compromiso con Guatemala nos debe provocar un razonamiento mucho más profundo.
Los intereses sectoriales, aunque sean legítimos, no deberían ser obstáculos para alcanzar un acuerdo nacional en esta materia. No hacerlo es posponer el abordaje de una problemática con una potencialidad de ingobernabilidad desafiante y constituiría una irresponsabilidad ciudadana. El esfuerzo hay que enfocarlo hacia la búsqueda de acuerdos nacionales, donde distintas visiones y perspectivas puedan converger para definir un rumbo sostenible. El papel del Estado resulta fundamental para ello.
Las políticas públicas, sociales y económicas, debidamente articuladas, son indispensables. Las primeras, aisladamente, ayudan a vivir la pobreza, pero no a superarla. Por eso, es necesaria, vía política pública, la promoción de la economía campesina, entendida en toda su complejidad, que va más allá de la visión tradicional agrícola, para que supere los niveles de infra y subsistencia y, convirtiéndose en excedentaria, sea empujada por el Estado para aprovechar los mecanismos propios del mercado.
Pero también es importantísima la inversión privada que, sin dejar de generar ganancias, produzca empleo decente, pague impuestos, aporte fiscalmente, sea de provecho para las comunidades aledañas a ella, garantice la sostenibilidad ambiental y respete nuestra realidad multicultural. Urge un acuerdo nacional al respecto.

En la Capital de Guatemala, se necesitan 220 litros diarios por persona; Empagua da 15


El agua tratada apenas alcanza a la mitad de la población de la capital.
Leímos para usted: La Ceiba
Consultora Y Gestora En Desarrollo Municipal
Por: Carolina Gamazo cgamazo@elperiodico.com.gt
Cualquier miércoles en el asentamiento Lomas de Santa Faz, zona 18. Ruth Noemí Valle se levanta temprano y comienza a llenar 2 toneles de agua y todos los recipientes que tiene a su alcance. Baña a sus 3 hijos pequeños y lava la ropa y los trastes acumulados en los 6 días anteriores. El miércoles es el único día de la semana donde el sector 1 de esta colonia recibe el agua por las tuberías instaladas en 2000.
Por 4 días de servicio, la Empresa Municipal de Agua (Empagua) cobra Q30 al mes. El problema está en que adeuda Q5 mil por un servicio que comenzó a recibir hace 6 meses. “Las facturas llegaban desde que instalaron las tuberías (hace 12 años), pero como el agua no llegaba yo no las pagaba. Y ahora Empagua dice que tengo que pagar todas los pagos retrasados”, explicó.
Para Ruth Noemí, costurera, madre de 4 hijos, además de que su marido está en el Centro Preventivo de la zona 18, conseguir ese dinero es imposible, y tampoco ve probable que le alcance para pagar el monto establecido tras un acuerdo, según el cual debe pagar Q500 mensuales durante 10 meses. En todo caso, también le cuesta pagar los Q10 por tonel que les distribuye un camión cisterna en esta colonia, por lo que intentan economizar al máximo las 10 horas de aguas semanales.
María José Salas, vocera de Empagua, dijo que debían evaluar este caso a nivel individual, y agregó que en algunos asentamientos se instala un macromedidor y son los vecinos quienes realizan el cobro comunal.
Cisternas y pozos
Pero la situación de esta colonia no es única. Según datos ofrecidos por la Municipalidad, las zonas con mayor déficit de agua son 17, 18, 24 y 25. De hecho, según información del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA) de la Universidad Rafael Landívar, en 2009 Empagua potabilizó 63 millones de metros cúbicos para la ciudad; cuando basados en el número de habitantes –un millón– y el consumo estimado por persona, sería necesario potabilizar 116 millones de metros cúbicos.
El agua que abastece la Municipalidad alcanza para un consumo de 15 litros diarios por persona, pero la media es de 220 litros”, ejemplificó Carlos Godínez, asesor en la Unidad de Recursos Hídricos del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), “muchos de nosotros no nos damos cuenta de la carestía de agua, porque la mayoría de familias ha optado por tener una cisterna o acumularla en toneles”, añadió.
La otra solución es abrir pozos particulares –de forma ajena a cualquier marco legislativo y estudio, y de los cuales no existe ningún registro–. Algo que por su costo es también un lujo al alcance de centros comerciales o condominios en zonas residenciales. Y que en algunas zonas, como carretera a El Salvador, zonas 1 y 2 tampoco es posible. Fulgencio Garavito, hidrólogo del Insivumeh, explicó al respecto que las características impermeables del suelo en estas áreas impiden que el agua se filtre, lo que no permite la formación de ríos subterráneos de los cuales pueda extraerse el agua.
Cuidar los barrancos
Empagua extrae agua de 94 pozos, y se abastece de un trasvase de los ríos Xayá y Pixcayá, desde Chimaltenango, así como de otras 4 presas.  Pero la disminución de los caudales de los lugares de extracción, también ha disminuido la cantidad potabilizada. “En otros países se han logrado alternativas, como los trasvases, pero en Guatemala es un problema de todos, y es difícil pensar en que otras municipalidades o departamentos nos van a permitir traer su agua”, dijo Jaime Luis Carrera, ingeniero del IARNA.
Este añadió la necesidad de una gestión integrada de los recursos hídricos. “Se dice que hay que darle agua a la gente pero en ningún momento se piensa en cómo tratar la que sale en las casas y cómo mejorar la eficiencia en su uso”, agregó. La otra alternativa, según Godínez,  consiste en respetar los lugares de descarga hídrica de la ciudad: los barrancos de zona 10, El Naranjo, el Periférico o Vista Hermosa. Pero dijo que es difícil solventar el problema. “No hay otra solución a corto plazo”, concluyó.
Soluciones municipales en estudio
1. Introducción de nuevos caudales
2. Sectorización de la red de distribución para reducir las pérdidas comerciales y físicas. Las primeras  corresponden a medidores en mal estado o alterado, conexiones clandestinas; la segunda corresponde a fugas visibles y no visibles y otros.
3. Campañas de educación para evitar el desperdicio de agua
Otras fuentes de abastecimiento:
>Presa La Brigada
>Embalse Teocinte
>Presa Pinula y Estación de Bombeo Hincapié
>Estación de bombeo Atlántico
> 94 pozos
68.8% En 2009 el acueducto Xayá Pixcayá proporcionó el 68.8 por ciento de agua a los hogares de Guatemala.
201,719 usuarios de Empagua en 2009.

lunes, 12 de marzo de 2012

Una receta para avanzar en competitividad


Una receta para avanzar en competitividad
Marian Geluk, directora de programa del ICEFood Chile, explica que la fórmula de Holanda ha sido la innovación que agrega valor y genera nuevos productos a partir de los alimentos. Cree que Chile tiene el potencial para hacerlo y ya trabajan en varios proyectos. Patricia Vildósola Errázuriz 
Leímos para usted: La ceiba
Gestión y Planificación Territorial Municipal
Guatemala C.A.
Atricia Vildósola Errázuriz Holanda tiene muchas similitudes con Chile. Tierra cultivable limitada, producción agrícola y foco exportador. Sin embargo, está muy lejos y no sólo geográficamente. Ya hace años que ese país alcanzó y sobrepasó con mucho la meta que Chile busca de ser potencia agroalimentaria. Los holandeses no sólo están entre los top ten del planeta cuando se trata de agroalimentos, sino que son la segunda potencia del mundo en el tema. ¿Cómo lo consiguieron? Focalizándose en ser más que exportadores sólo de materia prima. Su apuesta fue, entre otras, invertir en innovación para optimizar la producción. Además, agregar valor a los productos y orientarse a desarrollar, a partir de lo que hay, nuevos productos, ingredientes, nuevos sabores o texturas para los consumidores y la industria alimentaria. 
En ese recorrido, los centros de investigación en alimentos son una parte clave. Uno de ellos, la Universidad de Wageningen, top ten en innovación en alimentos, está instalando en Chile el ICEFood o Centro Internacional de Excelencia para la industria de los alimentos. Desde ahí debería surgir lo que el país necesita: nuevos desarrollos que permitan dar un salto en competitividad al pasar de ser un exportador de alimentos frescos a uno de productos procesados. 
Marian Geluk, Acting Programme Director del ICEFood, explica que entre los atractivos que tiene Chile están la semejanza con Holanda y el potencial del país. 
"En los dos países el sector agrícola es muy importante, la posición exportadora de ambos es también clave. Lo que se ve en Holanda es que hay una gran inversión en innovación. Y creemos que eso también crecerá fuertemente en Chile".
-¿Qué puede transmitirle Holanda a Chile?
-El sector de procesamiento de los alimentos es muy importante en los Países Bajos. Muchas compañías tienen sus propios departamentos de innovación, pero también hay muchos centros de investigación y desarrollo. Chile es un país que tiene muchos productos maravillosos y tiene la ambición de agregar valor a esos productos, que es exactamente lo que nosotros hacemos. 
-¿Hasta dónde la innovación puede ayudar a Chile para mejorar su competitividad?
-En eso la innovación es extremadamente importante. Chile tiene una gran producción agrícola, pero los países que están a su alrededor también. La calidad de los productos chilenos en Europa tiene buena reputación y eso debe continuar igual. Pero es muy importante también agregar valor en todas las materias primas que poseen. Chile es muy fuerte exportando productos frescos, pero desde esa posición, si bien se puede ganar mucha plata, también se es muy dependiente de los precios del mercado. Sin embargo, creo que un giro en eso puede ser muy interesante y positivo; es decir, ir a procesar alimentos y agregar valor, al mismo tiempo. Eso permitiría obtener precios mucho más estables, ser capaces de exportar en el momento en que se quiere y ser menos dependientes de los productos frescos.
-¿Es decir, es la forma con la que Chile podría dar un nuevo salto y revertir la alta competencia que aparece?
-Si el negocio está yendo bien, pero experimentan una alta competencia, hay una necesidad de implementar cambios y ofrecer oportunidades para las empresas que tienen la estrategia adecuada y quieren crecer. Estamos hablando de las que, por ejemplo, están invirtiendo en el negocio de los ingredientes. Estos significan también servicios. Si se quiere vender ingredientes, tienen que vender servicios a otras empresas. Eso es lo que hacemos en Holanda. Con el alto nivel de educación que hay en Chile y la inversión contínua en eso, estoy segura de que puede hacer lo mismo que hemos realizado en Holanda. Es una forma de sumar competitividad.
-¿Están las condiciones?
-Chile está muy bien ubicado para hacer esa innovación. Creo que se requiere construir buenos links entre la industria y así seguir ampliar el círculo de la innovación. Es una forma de mantener el motor funcionando. La industria de los alimentos podrá mantener un portafolio de innovación, podrán darse cuenta de qué cosas pueden hacer por ellos mismos. Es importante que además sepan de dónde obtener colaboración. Ese es un tema en el que ICEFood puede agregar valor en Chile.
-¿Cómo ve la innovación en la industria alimentaria
-Recién estoy empezando a conocer lo que se hace en Chile. Pero me parece que hay excelentes capacidades. Lo que no he visto mucho es el encuentro entre el mercado y las empresas que buscan efectivamente la innovación, ni que éstas pongan a trabajar a los sectores del conocimiento para ayudarlos a obtener esa innovación. Creo que no hay muchas plataformas donde la industria y la ciencia se unan.
-¿En qué áreas se podría beneficiar más Chile? 
-Actualmente, son realmente muy fuertes en exportación de productos frescos. Ahí también hacemos cosas. Pero los mayores beneficios para Chile están en el área de los alimentos procesados. La industria de los ingredientes, por ejemplo, puede ser muy atractiva. Vemos en Europa que hay inversiones muy grandes y que se obtienen muy buenos márgenes económicos a través de la creación de productos que pueden ser guardados y movilizados fácilmente. Ahí uno se da cuenta de que la industria de los sabores o la de los ingredientes son las que están haciendo muchos avances enfocadas en responder lo que los consumidores quieren. Y creo que Chile definitivamente querrá jugar ese juego.
-¿Quién financiará la investigación y los desarrollos que se realicen en el país?
-Una asociación público-privada. El Centro de Investigación de la Universidad de Wageningen es uno de los centros que participa, pero también hay industrias y otros centros de investigación. Esta es una iniciativa gubernamental, por lo que habrá recursos de Corfo y de Conicyt. 
-¿Los proyectos son iniciativas estatales o de privados?
-De ambos. Eso es esencial para el éxito. Lo que hemos visto es que la innovación es un negocio de riesgo, lo que hace más difícil para las empresas invertir. Por ello, en todo el mundo, si el gobierno la quiere estimular, apoya a las compañías para que inviertan en I&D. Pero, además, es muy importante que las empresas también inviertan. Es una manera de encontrar el balance entre lo que pide el mercado y lo que ofrece con la tecnología y la ciencia. Y desde el punto de vista de las compañías, es importante que tengan una estrategia de innovación de hacia dónde quieren ir. Hay que estar muy conscientes del mercado, de las demandas de los consumidores y de los beneficios que les quieren hacer llegar.
Si sólo se invierte desde el punto de vista del gobierno, se puede perder el pull del mercado, por eso es muy importante que las empresas estén aquí desde el principio. 
De aquí surge una pregunta interesante. ¿Se puede desde el área del conocimiento ayudar a las empresas a definir sus estrategias de innovación? Algunos sienten que eso tienen que buscarlo. Y es ahí donde organizaciones como ICEFood pueden colaborar. 
-¿Cómo transferir la investigación al sector productivo?
-De dos maneras. La primera, porque las empresas participan desde el principio y determinan lo que hacemos. El trabajo en conjunto asegura que los resultados se usarán.
También hay empresas que tienen problemas para contar con un foco de largo plazo. A ellas se les puede aportar a generar un portafolio con lo que irán liberando cada año y que no trabajen sólo en el corto plazo. Nosotros estamos muy abiertos a recibir las demandas de empresas.
Además, desarrollaremos tecnologías de lo que nosotros detectamos que son oportunidades a nivel del consumidor. Y entonces nosotros proactivamente podremos decirle a la industria que creemos que esto puede funcionar bien frente a esta situación que hemos detectado.
-¿A partir de qué decidieron los proyectos en que trabajan en Chile?
-Los alimentos son un área tan importante en Chile que deberían surgir muchos más. No quiero que quede la impresión que hacemos una selección muy excluyente. Estamos abiertos a todas las alternativas, sabores, texturas o ingredientes para otros alimentos o beneficiosos para la salud.
En los proyectos que están:1. Adaptar la quínoa para el uso en alimentos de guagua y galletas, para lo que buscan desarrollar nuevos conocimientos y tecnologías que mejoren la producción y la integración de los distintos actores en la cadena. Lo coejecuta INIA, con apoyo de Nestlé Chile y Abbottagra (Francia).
2. Creación de productos de alto valor agregado para la exportación a partir de productos del mar y palta. Coejecutado por Universidad del Bío Bío, Chillán y CEAZA, La Serena. Con apoyo de las empresas Live Seafoods S.A.; B&B Limitada, ambas de Coquimbo, y Prinal, Santiago.
3. Desarrollo de ingredientes bioactivos y alimentos saludables a través del uso de tecnología innovadora en la producción y procesamiento de la palta, sus aceites y derivados. Lo coejecutan la Facultad de Química y Farmacia de la U. de Chile y el INIA, con participación de aceite Razeto.
4. Desarrollo de un cadena global superior de abastecimiento de fruta fresca -palta y uva de mesa- a través de la optimización del transporte y poscosecha, para reducir pérdidas y garantizar una sobrevida más larga y predecible a lo largo de toda la temporada. Coejecutores Inia y U. de Santiago, con el apoyo de Agrofresh Chile y de Winpack.

Minamisanriku, el pueblo que se llevó el tsunami


Minamisanriku, el pueblo que se llevó el tsunami
Se basaron en el terremoto de 1960 en Valdivia para planificar su prevención. Levantaron diques y cada año hacían simulacros. Pero nada de eso bastó el 11 de marzo pasado, cuando el tsunami en japón casi borró del mapa a Minamisanriku, dejando Mil muertos y 310 desaparecidos. Fue la ciudad que sufrió el golpe más brutal del maremoto, y hoy, A un año de la tragedia, sus sobrevivientes trabajan por reconstruirla, esta vez a prueba de maremotos. En total, en las tres provincias afectadas por el terremoto, la cifra se elevó a 15.844 fallecidos y 3.451 desaparecidos.
Por: Nieves Aravena, Desde Minamisanriku, Japón
Leímos para usted: La ceiba
Gestión y Planificación Territorial Municipal
Guatemala C.A.
Aquí no hay otra opción que empezar de nuevo. Después del terremoto y tsunami que el 11 de marzo de 2011 arrasaron con el este de Japón, hoy sólo quedan vestigios de lo que fuera Minamisanriku, aldea de pescadores ubicada a 80 kilómetros del epicentro del mayor terremoto ocurrido aquí en mil años. Esta localidad fue la que sufrió el golpe más brutal del maremoto en toda la costa oriental: la ola arrasó con el 90 por ciento de su paisaje urbano. 
Hoy está nevando en Minamisanriku, igual que ese día aterrador. Sólo que este manto blanco que hoy disimula el paisaje destruido, en ese momento vino a empeorar las cosas. Muchos murieron por las bajas temperaturas atrapados bajo los escombros, tras el tsunami que borró esta pequeña ciudad costera, entonces de 17 mil habitantes.
La ciudad de Minamisanriku, en la costa este de Japón, tenía 17 mil habitantes. Luego de la ola de 16 metros que arrasó el pueblo, murieron 1.000 personas y aún hay 310 desaparecidas. 
 Jin Sato, alcalde de Minamisanriku, es uno de los que logró sobrevivir. En su interior guarda todo el trauma de lo vivido. Se cruza de brazos cuando habla de la catástrofe, se afirma y toca las cuentas de los dos rosarios budistas que asoman del puño de su camisa en su brazo izquierdo. Ese día, él estaba en una reunión cuando se dio la alerta temprana, que en Japón avisa a través de los medios que viene un gran remezón. Luego del sismo, se fue al centro de prevención de desastres que estaba al lado del municipio, en pleno centro. Una zona que supuestamente no se inundaba, hoy borrada del mapa. Iba a coordinar la evacuación tras la alerta de tsunami, pero no alcanzó a evacuarse a sí mismo junto a una treintena de funcionarios
Junto a otras personas, sólo pudo trepar a la azotea del edificio que se desarmaba entero y se abrazó a una antena de radio, mientras el agua le pasaba por encima. 
De ese edificio, hoy queda una estructura desnuda, un cascarón de fierros rojos que se ve de lejos en medio de la explanada ya despejada de escombros. A sus pies, hay un pequeño altar con oraciones, en banderas y tablas, y una imagen de Buda, en recuerdo de una veintena de personas que perdieron la vida ahí mientras intentaban salvar la de otros con sirenas y mensajes por altavoces. De vez en cuando, un vehículo se detiene y sus pasajeros bajan a hacer oración y se van con la clásica reverencia japonesa en señal de respeto. 
Una vez que las aguas bajaron, el alcalde Sato desescaló la estructura del edificio para liderar la atención de las personas damnificadas. Había desesperación de muchas familias por buscar a los desaparecidos, por alimentos y por abrigo.
Se sobrepuso, no sabe bien cómo. Tenía que trabajar y trabajar, sin mirar el reloj. "No soy una persona fuerte, creo yo. Pero soy la única persona que tenía que hacerlo, pues soy el jefe de municipio. La fuerza me vino de mi misión", dice. 
No era la primera vez que Sato sobrevivía a un tsunami. En 1960, el terremoto de Chile en Valdivia, de 9.5 grados Richter, el mayor del mundo según los registros, generó una onda que cruzó el océano Pacífico e invadió Minamisanriku con una ola de tres metros. Hubo destrucción de viviendas y 41 personas perdieron la vida. 
El aprendizaje de 1960 lo convirtieron en prevención. Se levantaron diques de 5,5 metros y rompeolas para proteger la bahía, y cada año se realizaban simulacros ante eventuales ataques del mar. 
Eso sirvió con la ola, no superior a dos metros, del 8.8 Richter del 27 de febrero de 2010 en Chile. Pero con esta masa de agua, que se extendió entre 15 y 18 metros, a una velocidad calculada de 100 kilómetros por hora, no sirvió de nada. "Teníamos un proyecto de prevención de desastres según las experiencias anteriores del tsunami de Chile, en que se suponía 6 metros la altura máxima. Habíamos construido los refugios donde no hubo daños. Pero la altura de este tsunami fue tres veces más de lo esperado y los refugios fueron destruidos. Los que estaban ahí murieron" explica Sato.
De 80 refugios para evacuados, apenas 30 no fueron inundados por el tsunami. Los muertos de Minamisanriku fueron cerca de mil, y hay unos 310 que siguen desaparecidos.  
En Minamisanriku, tras el terremoto y tsunami, hasta el 16 de abril no hubo energía eléctrica. Sin luz, se hizo más compleja la tarea de buscar a los ausentes. Sobre todo porque en esta época oscurece más temprano, como a las seis y media de la tarde. 
Masayuki Itou, un bancario retirado que vive en Sendai, se encontraba ese día compartiendo con familiares y amigos en Minamisanriku. Tras el terremoto salió para evitar la congestión en la carretera y no supo del tsunami hasta el día siguiente, porque en Sendai se cortó la luz y poca gente tuvo acceso a información. Quiso volver a ver a su gente, pero no pudo. "Esta carretera estuvo inundada como cuatro días, había algas, escombros, botes. Cuando logré llegar, les dejé todo lo que tenía. Me pidieron que les llevara calcetines para mantener los pies secos y seguir buscando a los perdidos".
La gente estaba muy traumatizada. En numerosas idas y venidas, desde Sendai, llevando ayuda, Itou recuerda haber conversado con una abuela. "Días después, ella no podía lavar su cara, me dijo, por miedo a sentir el agua. Porque al ver agua se acordaba de la gente que vio irse flotando". 
Piensa que muchos vecinos se confiaron y no evacuaron a tiempo, porque pensaban que sus casas eran seguras, fuera de la zona de inundación. Por eso, dice, se da la paradoja de que quienes vivían más cerca del mar se salvaron y murieron muchos de los que vivían un kilómetro más adentro. 
"Es difícil encontrar a los niños. Tengo unos familiares desaparecidos. No encuentro palabras, ¿qué les puedo decir?", revela Itou y luego muestra una foto de su nieto que juega con otro niño de 4 años, hoy desaparecido.
"Murieron muchos bomberos en las acciones de rescate. Perdí muchos amigos...", relata Shiatsu Ono, quien dirige la cooperativa de pesca de Miyagi, que reúne a gente de varios pueblos costeros, incluido Minamisanriku.
Dice que tenían 10 mil socios y casi 400 de ellos murieron, en su mayoría rescatistas. 
No fue el único dolor con que los marcó el tsunami. Estaba, también, la pérdida de la casa; Ono, como tantos otros, perdió la suya, pero además quedó sin trabajo. A lo largo de la costa, se destruyeron todos los botes y barcos pesqueros, unos 12 mil, de los que han recuperado unos 2.800 y los comparten entre todos para salir a trabajar.
No les ha quedado otra opción que trabajar en la limpieza del puerto, de las calles, en empleos que proporciona el gobierno. 
A un año, miles de toneladas de desechos se pueden ver como nuevas "montañas" en el paisaje de esta aldea. Las hay de vehículos, estrujados e irreconocibles; de desechos de viviendas, de maderas y de gruesos troncos y otras de una mixtura de desechos innumerables. Los japoneses pretenden clasificarlos y reciclar la mayor cantidad de estos materiales.
Minamisanriku ha elegido la figura de los moáis pascuenses como símbolo de la reconstrucción de su pueblo. Para ello, se han inspirado en la réplica de una de estas figuras, en piedra y unas tres toneladas, que estaba en una plaza junto a la de un cóndor para el día del tsunami. Ambas figuras habían sido donadas por el gobierno de Chile cuando se cumplieron treinta años del tsunami de 1960. 
El 11 de marzo del año pasado, la arremetida del mar desplomó la estatua del moái, la partió en dos y la arrastró cerca de 100 metros del lugar donde estaba. Los estudiantes salieron a buscarla entre los escombros. Hicieron una campaña hasta que dieron con la cabeza del moái. Luego la Mitsubishi los apoyó con una grúa y llevó la pieza al jardín de un colegio que está ubicado en Shizugawa, en la parte alta de la ciudad.
Los estudiantes secundarios de Minamisanriku creen que el moai puede ser el símbolo de la reconstrucción, y por eso han creado productos con esta imagen (barajas de naipes, llaveros, pins, galletas, calendarios) y las promueven en todas partes, en los taxis, en la oficina de turismo. Quieren obtener ingresos, donarlos para la reconstrucción y, de paso, levantar el ánimo a las familias damnificadas. También, han colgado en el edificio un letrero que dice: Sí, podemos, intentémoslo. "Yes, we can. Let´s try!".
Kikako Sato, vice-director del colegio, cree que tras esta tragedia, "los alumnos han aprendido el valor de la vida, la importancia de cada día". Tres estudiantes están desaparecidos, doce perdieron a su padre o a su madre y 32 perdieron a alguien de su familia. 
"Pienso en mi futuro y en la reconstrucción. Quiero estudiar y trabajar para ayudar a los ancianos", dice Yukinari Abe, alumno del colegio. Su compañera, Yukari Abe, piensa en la importancia de educar. "Este tsunami ocurre cada mil años y desgraciadamente yo lo viví. Por eso quiero transmitir a las nuevas generaciones las fotos y un video que hice, porque siempre tenemos que estar preparados". 
El intento por normalizar la vida avanza en Minamisanriku, en medio de las réplicas del terremoto que suman, hasta ahora, más de 600 sobre los 5 grados Richter.
En agosto de 2011, el ayuntamiento de Minamisanriku logró que todas las personas se instalaran en viviendas temporales construidas por el gobierno. Son casas prefabricadas de unos 45 metros cuadrados, con dos piezas, un piso de totora a la usanza japonesa, más baño y cocina, equipadas y hasta con climatización. 
Estas viviendas tienen estándares muy alejados de las mediaguas chilenas, y se estima que las familias podrán vivir ahí al menos por los próximos cinco años, cuando comience el regreso a sus casas definitivas. Mitsuku Tahahashi, de la vecina ciudad de Ishinomaki, está en una de ellas desde julio. Al huir sólo se trajo un Buda que cayó a sus pies, al que le hizo un altar. No siente apuro por la casa nueva. "Me voy a quedar mucho tiempo acá", asegura.
La planificación en Minamisanriku incluye reconstruir a la medida del reciente tsunami. Ya no más casas junto al mar; allí sólo estarán las fábricas procesadoras y los lugares de trabajo. En la explanada, hoy desnuda, habrá un gran bosque de protección, con espacios de recreación y un memorial para recordar esta tragedia. Y en la parte alta, las viviendas, los servicios, escuelas y hospitales. Echarán abajo los bosques de arriba y rellenarán terreno, para dejar a los habitantes a una altura segura, lejos del alcance del mar. El alcalde dice: "Según nuestro proyecto, demoraremos diez años. Nos quedan nueve". 
Escombros. A la izquierda, Masayuki Itou, quien después del tsunami viajó desde Sendai para ayudar a su familia en Minamisanriku. A la derecha, los escombros que dejó el maremoto, que aún se mantienen para reciclar todo el material posible. 
En total, en las tres provincias afectadas por el terremoto, la cifra se elevó a 15.844 fallecidos y 3.451 desaparecidos.
TEXTO Y FOTOS NIEVES ARAVENA, DESDE MINAMISANRIKU, TEXTO Y FOTOS NIEVES ARAVENA, DESDE MINAMISANRIKU, JAPÓN.