“Desarrollo de Guatemala”: ¿rural o general?
Los trabajadores agrícolas son los que tienen menos escolaridad.
Leímos Para usted: La Ceiba
Por: Hugo Maul R.
Las crisis financiera, alimentaria, ambiental y energética han vuelto a poner sobre la mesa el tema del desarrollo, en especial el del desarrollo rural. Dadas las características productivas del área rural, disponibilidad de mano de obra, grandes extensiones dedicadas a cultivos y limitado desarrollo de otros sectores económicos, hablar de desarrollo rural necesariamente implica hablar del sector agropecuario. A pesar de que históricamente este sector ha sido el medio de subsistencia para el área rural, existen fuertes limitantes para su desarrollo. Por ejemplo, en Guatemala solo el 5 por ciento de la producción agropecuaria recibe algún tipo de financiamiento; en Costa Rica más del 50 por ciento de la producción agropecuaria recurre al financiamiento. Los trabajadores agrícolas son quienes menos escolaridad promedio tienen dentro de la fuerza laboral. Situación que incide negativamente en la adopción de nuevas tecnologías, mayores niveles de competitividad, diversificación de la producción, etcétera. A esto se suma la inseguridad jurídica de la tenencia de la tierra y la conflictividad agraria, cuestiones que limitan la cantidad y tipo de inversiones que se realizan en el sector.
A largo plazo, el reto del desarrollo del sector agrícola es el mismo que el del resto de la economía: Aumentar La Productividad Y Competitividad Global Del Sistema. En este caso específico es de primordial importancia desarrollar estrategias que favorezcan la diversificación productiva, la protección y manejo de cuencas, la adopción de buenas prácticas agrícolas, el acceso al crédito, transferencia tecnológica, etcétera. Más allá de la continuidad en las políticas públicas, es importante además que estas se prioricen y se focalicen. No hace falta ser un experto en la materia para darse cuenta de que en un país con la diversidad de Guatemala esto es necesario. Asimismo, parece muy difícil que una política pública e instituciones centralizadas sean la solución. Dadas las características productivas, geográficas, étnicas y culturales del país es necesario fortalecer las instituciones de participación comunitaria existentes a nivel local, facilitando así la coordinación y cooperación entre el sector público y la población. Queda claro que en ausencia de un clima de inversión atractivo, un sistema de producción competitivo, conservación del ambiente y esquemas de cooperación entre Gobierno y población es imposible pensar en cualquier tipo de desarrollo.
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