miércoles, 11 de mayo de 2011

Guatemala, Con Altos Índices De Déficit Habitacional


Guatemala, Con Altos Índices De Déficit Habitacional
Un drama humano detrás de los que no tienen techo
Con un millón 220 mil 207 historias se podría narrar el drama humano que se esconde detrás del déficit habitacional en Guatemala. Se trata de un problema que no discrimina a las personas por su edad o color de piel, aunque sí por su condición económica, de tal manera que los sectores excluidos son los que carecen de un lugar digno para vivir, lo que repercute en distintos aspectos de su desarrollo y de la falta de oportunidades para su superación.
La Nota Urbana De Hoy
Por: Hansel Tobar
htobar@lahora.com.gt
Entre todas las viviendas instaladas en las bases del puente Belice hay una que salta a la vista, debido a su aspecto sencillo y frágil. Es la de José Esteban Pérez, un joven agricultor que vive en condiciones de hacinamiento junto a su esposa, Marta Alicia Rivera, su suegro, dos hijos -el mayor de tres años y la pequeña de 18 meses- y seis perros.
La lógica de su vida cotidiana parece simple, aunque realmente es lamentable. Todos duermen y comen en la misma habitación, montada de forma improvisada con postes de madera, pedazos de cartón y láminas de zinc oxidadas, en un piso de tierra.
El color corinto de las láminas de zinc oxidadas es el común denominador en las viviendas. FOTO LA HORA: ALEJANDRO BALÁN

En ese lugar no cuentan con los servicios básicos de agua y saneamiento, por lo que deben buscar un sitio afuera de la morada para realizar sus necesidades fisiológicas y deben ingeniárselas para poder bañarse y cocinar.
Solo tienen acceso a una conexión de energía eléctrica. No hay alumbrado, ornato u otro servicio público, como ocurre en otros puntos de la ciudad.
José accedió a participar en una entrevista pasado el mediodía, cuando la temperatura es sofocante y todos salen de la habitación a la que llaman "casa" para refrescarse, porque adentro el calor se concentra en las láminas y se expande por la vivienda, lo que parece acabar con la paciencia de los niños.
El joven cuenta que su familia habita en ese lugar desde hace 35 años, pero su suerte no ha mejorado en todo ese tiempo, pues a diario debe librar una lucha contra la miseria en la que vive.
"Lo único que comemos es frijoles y arroz", explica José, quien encuentra en la agricultura su única fuente de ingresos gracias a que consiguió una pequeña parcela en la que cultiva granos básicos, aunque las ganancias no son suficientes para sobrevivir en las condiciones mínimas de dignidad.
El promedio mensual de beneficios es de Q600 y ese es el único ingreso de toda la familia.
En medio de la desesperación, José demanda que se le ayude con láminas porque su casa está por caerse y pide un poco de comida para sus hijos, quienes parecen afectados por la desnutrición. "Quisiera que alguien me ayudara y que nos dieran láminas, porque esto ya se va a caer; también comida, porque no nos alcanza", indicó.
Entre tanto, la familia, condenada a vivir hacinada, también tiene que soportar los olores fétidos que emanan del río Las Vacas -convertido en un desagüe de barrios y colonias aledañas- y los insectos que pululan alrededor.
Las deplorables condiciones de vida también implican hacer frente a la insalubridad. Marta tiene manchas en la piel, producto de su sobreexposición a la contaminación ambiental y la falta de saneamiento, mientras los pequeños padecen constantemente de enfermedades respiratorias y gastrointestinales.
Como agravante, la vivienda se encuentra a la orilla de la Calzada La Paz, justo al margen de una peligrosa curva de esa transitada vía, lo que los coloca en una locación de alto riesgo.
LA SITUACIÓN ES DESESPERANTE
Pero como éste, hay muchos casos más de familias olvidadas entre la urbanización y la pobreza y no solo en el interior de la república, sino en los asentamientos y comunidades populares, a escasos kilómetros de los centros urbanos desarrollados.
DÉFICIT HABITACIONAL
De acuerdo con información del Fondo Guatemalteco de la Vivienda (Foguavi), del Ministerio de Comunicaciones, el déficit de vivienda llega a un millón 220 mil 207.
De esa cifra se desprende el déficit cuantitativo de vivienda, conocido como la situación "donde el ciudadano carece absolutamente de una vivienda".
En este rubro se identifica un total de 475 mil 703 casos, es decir el 39 por ciento.
Por otro lado se encuentra el déficit cualitativo, que representa a las personas que si bien poseen vivienda, esta no reúne las condiciones mínimas de habitabilidad, por estar construidas en condiciones precarias y carecer de los servicios básicos o por estar erigidas en zonas de alto riesgo que ponen en peligro la vida de sus habitantes.
En este rubro se concentra un total de 744 mil 503 casos, lo que representa el 61 por ciento.
Enfrentar el problema del déficit habitacional es un verdadero reto para las autoridades, ya que de acuerdo con el informe "Orientaciones Estratégicas de Política 2012-2014", elaborado por la Secretaría de Planificación y Programación, dotar de infraestructura básica y servicios comunitarios a las familias sin hogar implica también ejecutar un proyecto de certeza jurídica de la propiedad.
Por otra parte, desarrollar un plan de habitación popular requiere de una serie de estudios a nivel nacional sobre la demografía y situación del terreno.
David de León, vocero de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), informó que en el año 2010 fueron atendidos 3 mil 566 incidentes producidos por fenómenos hidrológicos en todo el país.
Las personas que fueron atendidas sumaron 723 mil 560 y fallecieron 182 personas, por las lluvias. Unas 81 personas más murieron a causa de deslizamientos. Muchas de ellas se encontraban en sus casas, ubicadas en suelos vulnerables como barrancos y terrenos curvos.
Rony Santeliz, de la organización Vivienda Digna, reconoció que Guatemala se encuentra entre los países de la región con mayores complicaciones para enfrentar los problemas relacionados a la falta de vivienda digna.
"El problema no solo es el alto porcentaje de déficit, sino que los avances para enfrentar este problema son escasos. En otros países, por ejemplo, se necesitan más casas, pero al menos vemos que la sociedad está trabajando de la mano con el Gobierno. Aquí no", refiere.
Santeliz considera que los "esfuerzos de organizaciones no gubernamentales son importantes y muy valorados, pero el Estado debe cumplir con su obligación y trabajar para garantizar una vivienda digna a los guatemaltecos".
VISTAZO A LA REALIDAD
María Elvira Pérez debe hacer un esfuerzo por abordar todos los días los buses de la ruta 69 acompañada por su hija. En su jornada diaria vocifera que consigo lleva dulces y los vende "a cuatro por un quetzal".
Su hija espera impaciente en el fondo del bus, mientras ella ofrece el producto que le permitirá comer en ese día.
Luego de recibir Q3 de la venta de sus dulces, contó que a su hija más pequeña -de 9 meses- la cuida una vecina, pues en su casa no hay agua, luz y no cuenta con suficientes recursos para garantizarle el bienestar de una guardería.
Marta Alicia Rivera sostiene a su hija de 18 meses, mientras el niño de tres años juega en el piso de tierra, en el interior de su vivienda. FOTO LA HORA: ALEJANDRO BALÁN
María vive en un cuarto de lámina, en la colonia Bethania, zona 7.
Cerca del Mercado San Martín, en la zona 6 capitalina, se puede apreciar una gran cantidad de chabolas de lámina y madera, paralelas a la Avenida del Ferrocarril.
En las viviendas improvisadas, los vecinos del sector informaron que deben comprar el agua porque el servicio municipal no es eficiente.
Debido al alto costo del vital líquido, que muy pocos pueden costear, las familias se las arreglan con pequeñas cantidades que son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas, lo cual ha acarreado problemas de salubridad, especialmente entre los niños.
En Santa Rosita de la zona 16, Julio Ordóñez, de 52 años, vive a la orilla de la carretera.
La lámina que sirve de pared entre él y la calle está negra por el humo de las camionetas y los vehículos que transitan por el sector. En el lugar donde vive no hace falta comedor, ni cocina porque lo único que hace es dormir. "A veces como, a veces no, depende de cuánto junte en el día; solo de noche como, porque en el día salgo a ver cuánto me da la gente".
Ordóñez indicó que lo único que logra comer en el día es un par de tortillas con frijol.

RESPUESTAS EFECTIVAS
Ante esta deficiencia del Estado por resolver el problema de la vivienda han surgido organizaciones no gubernamentales que tratan de aliviar momentáneamente el problema de la vivienda.
Un Techo Para Mí País (UTPMP) es una organización que tiene presencia en varios países de Latinoamérica; en Guatemala cuenta con alrededor de 500 voluntarios que ayudan a construir casas provisionales para la gente que no tiene una vivienda digna.
Parte de la propuesta de la organización es incentivar a los beneficiados a que se superen y logren adquirir con sus mismos recursos una mejor vivienda con los servicios básicos.
Miguel Ángel Maldonado, director social de UTPMP, indica que los principales problemas en el tema de vivienda son los bajareques con piso de tierra y cielos abiertos, lo que produce un cúmulo de enfermedades en las personas que allí habitan, como enfermedades pulmonares o infecciones.
Menciona además que la falta de acceso al agua potable es la principal amenaza a su salud, ya que el suplente es líquido de ríos o pozas que contienen alto nivel de contaminación y de materiales tóxicos.
A la fecha, la organización registra construidas mil 271 casas provisionales.
Según Santeliz, el trabajo "loable" de fundaciones como UTPMP no se puede comparar con el ritmo de crecimiento del problema.
"Sin una respuesta efectiva, si las autoridades siguen sin preocuparse, entonces Guatemala va para atrás", puntualizó.
Cifras sin techo
De acuerdo con información del Fondo Guatemalteco de la Vivienda (Foguavi), del Ministerio de Comunicaciones, el déficit de vivienda sobrepasa el millón de casos.
1, 220,207 casos
Déficit habitacional
475,703
Déficit cuantitativo
744,504
Déficit cualitativo

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