domingo, 29 de mayo de 2011

Un año después de “Agatha”

Un año después de “Agatha”
En mayo de 2010, horas despuésde una violenta erupción del volcán de Pacaya, la tormenta tropical “Agatha” cruzó Guatemala dejando destrucción y muerte a su paso. Este es un documento visual desde la perspectiva personal del fotoperiodista Jesús Alfonso
Por: Renato Lechuga.



Al medio de la fotografía el Volcán de Pacaya, muchos madrugamos a colectar el arena lanzada un día antes por este coloso.

Calles y avenidas amanecieron tapizadas de arena volcánica, nadie presagiaba lo que estaba por venir.

30 de Mayo 2010 Vecinos de Amatitlán intentan continuar con su rutina en medio de los destrozos que dejaron las fuertes lluvias.

Santa Ana MixtÁn Una de muchas poblaciones anegadas por el desborde de ríos en la Costa Sur.

San Juan Alotenango entre los volcanes de Agua y Fuego quedó incomunicada en varias oportunidades

Las cifras oficiales oscilaron entre 230 y 250 mil damnificados por el paso de la tormenta.

DAÑO AUMENTADO
El recuento de los daños ocasionados por la tormenta tropical Ágatha demuestra que no solo persistieron, sino se incrementaron estos factores de riesgo y que las poblaciones afectadas por los desastres siguen siendo las de mayor pobreza.
Las inundaciones, deslizamientos y derrumbes provocaron la muerte de 160 personas, 37 desaparecidos y 79 heridos. Las mayores pérdidas materiales fueron en infraestructura y vivienda, pero también se dieron daños significativos en la producción y en el medioambiente. Eso significó, según cifras de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), pérdidas por más de Q15 mil millones equivalentes al 2.6% del Producto Interno Bruto del país.
El 53% de los daños correspondió a la infraestructura, y el 20%, a la vivienda.
Las lluvias provocadas por Ágatha afectaron la red vial del país, algunas incluso colapsaron por la destrucción de puentes, muchos de los cuales siguen sin reparar o reconstruir, con lo cual los impactos de un desastre en la vida económica de ciertas comunidades se han visto replicados a lo largo de 12 meses.
Los daños en las vías de comunicación por la excesiva acumulación de agua hicieron que durante varios días más de 16 mil personas permanecieran incomunicadas.
La destrucción de sistemas de agua y letrinas, la contaminación de pozos y las aguas estancadas generaron un grave problema sanitario.
La magnitud total de los daños ocasionados en el sector vivienda ascendió a 38 mil 389 viviendas, que representan Q770.3 millones, efectos que se sumaron al ya abultado déficit habitacional prevaleciente.
La vulnerabilidad de la infraestructura vial es resultado de la poca regulación y supervisión de las instituciones encargadas, en la construcción y mantenimiento de las carreteras por las empresas contratistas. A esto se suma la falta de planificación sectorial y normativa que contemple la aplicación de medidas de prevención ante fenómenos naturales.
Entre estas se encuentran las especificaciones y requerimientos constructivos necesarios para enfrentar lluvias máximas, condiciones geográficas desfavorables, poca capacidad del drenaje pluvial y aumento del nivel normal de los afluentes.
Al igual que en anteriores desastres se planteó y publicitó un programa de “reconstrucción con transformación”, con cuatro ejes fundamentales del proceso: la asistencia humanitaria, la reactivación económica, la adaptación y mitigación ante el cambio climático y el fortalecimiento institucional. Además, fueron prioritarias dos líneas transversales: la visión territorial y la reducción de vulnerabilidades.
Sin embargo, a la fecha solo se ha avanzado en un 9.6 por ciento de programa, debido a dificultades financieras. No obstante también se han planteado sospechas de sobrevaloración en la reconstrucción de tramos carreteros y dragados de ríos, costos que incrementan la deuda flotante que agobia el presupuesto del Ministerio de Comunicaciones.


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